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Actualizado: 2 de julio de 2025
Petrona, por supuesto, no estará en la sala, ni ese es el baile que debía dar el niño Pedro Real; pero ella estará donde la pueda ver su niñita Ana, y mandarle todo lo que necesite, porque «ella baila con ver bailar, y lo que hace no lo hace por servicio, sino porque ha cobrado mucha afición». Ya está tan contenta como si fuese la señora.
Sentía, sin embargo, dentro de sí mismo, aunque muy poco pronunciada, una afición especial: la política; y el temor de perderla de vista, era lo único que le hacía poco placentero el recuerdo de su pueblo. No necesito decir que la política que amaba Simón era la callejera, la política de las noticias.
19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo, entendido vuestro estado. 20 Porque a ninguno tengo tan unánime, y que con sincera afición esté solícito por vosotros. 21 Porque todos buscan lo que es suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. 24 y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros.
Porque don Aquiles Vargas, de suyo honradote y trabajador, de alegre carácter en corro de amigos y hasta galanteador de afición en sus horas perdidas, tenía un geniecito que no había quien le aguantara en la casa, y sólo una mujer de las condiciones apuntadas, sorda, muda y ciega, podía salir airosa de tan difícil cometido.
Dedúcese de las obras escritas en su edad madura, que este espectáculo impresionó vivamente al joven Cervantes, y quizá proviniera de esta circunstancia su particular afición á la literatura dramática, que no le abandonó nunca. En su mocedad cursó dos años en la Universidad de Salamanca, como debía constar en los registros de matrícula de la misma.
Poca cosa: curarle una herida, bastante grave. ¿Aquella cicatriz que tiene que le cruza la mandíbula? Justamente. ¿Es usted médico? De afición.... Y por casualidad. Calló Artegui, y no osó inquirir más Lucía. El calor iba en aumento, más pegajoso cada vez. Parecía el día de otoño sofocante jornada estival, y el polvillo del carbón, disuelto en la candente atmósfera, ahogaba.
Telva no quiso disturbarle el sueño, y la dejó a solas, rezongando: «Cuando despierte, ya se meterá en la cama. ¡Jesús con el señorío, y qué afición a los pantalones!...» Felicita despertó de madrugada. Por el balcón se efundía una claridad lívida e inanimada, como aurora de ultratumba. Las velas sobre la cómoda se habían consumido.
La afición siempre creciente del pueblo al teatro; el número de cómicos, mayor cada día, y diversos abusos que se habían introducido en las representaciones, como ciertos bailes licenciosos y cantares obscenos, llamaron en 1586 la atención de las autoridades, y suscitaron dudas acerca de la conveniencia de estos espectáculos.
La afición a la novela y al cuento en prosa cunde y se aviva cada vez más, prestando incentivo a multitud de autores para que cultiven el género.
Don José continuaba firme en su afición a leer y comentar las noticias de la guerra, lecturas y comentarios en que acababa siempre maldiciendo contra el absolutismo y la lucha civil; Pepe, después de comer, permanecía un rato acompañándole, y estos eran los mejores momentos que el viejo pasaba, porque casi siempre estaban de acuerdo el padre y el hijo.
Palabra del Dia
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