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Actualizado: 20 de mayo de 2025


Entonces la marquesa pareció sentir menos admiración por la vida de aventuras, confesando al fin que prefería su existencia en París. Pero me hubiera gustado añadió con voz melancólica que el hombre que fuese mi esposo viviera así, conquistando una riqueza enorme.

La admiración entusiasta y el vehemente enamoramiento del mozo estaban harto poco disimulados y eran patentes a todos los ojos. Los guerreros de la hueste lo veían claro.

A su lado estaba el amigo, aquel hombre del que hablaba ella con cierta admiración y al que mostraba las cosas interesantes del país. ¡Ay, doña Sol! Pronto iba a ver quién era el buen mozo al que había abandonado. Tendría que aplaudirle en presencia del extranjero aborrecido; se entusiasmaría, aun contra su voluntad, arrastrada por el contagio del público.

Al subir la grande escalera que conduce al primer piso, la impresion que se experimenta tiene al mismo tiempo mucho de profundo y vago: profundo, porque uno se siente embelesado, lleno de una especie de asombro delicioso, de admiracion infinita hácia tantas maravillas; y vago, porque no se sabe qué admirar mas, si los tesoros inagotables de la naturaleza, ó los prodigios realizados por el hombre, como sabio, ingeniero, artista, viajero, arqueólogo, historiador, etc.

De allí, con innata audacia, pero siempre con característica reserva, corrió al medio de un grupo de marineros de tostadas mejillas, aquellos salvajes del océano, como los indios lo eran de la tierra, los que con sorpresa y admiración contemplaron á Perla como si una espuma del mar hubiese tomado la forma de una niñita, y estuviera dotada de un alma con esa fosforescencia de las olas que se brillar de noche bajo la proa del buque que va cortando las aguas.

Las muchachas no interrumpían ya su charla al entrar él para dirigirle miradas de admiración; en cambio las madres le consultaban a menudo sobre sus jóvenes subordinados en busca de novia rica; le trataban como hombre serio, y el mismo embajador le llamaba a la mesa de juego diciéndole: «Venga usted, mi querido Candore; esto es propio de nuestra edad», aunque Su Excelencia no había pasado de los cuarenta...

La admiración de todo el mercado la seguía a través de los puestos. ¡Así, señoreta! gritaban las vendedoras. ¡Vinga, doña Leonor! decían otras llamándola por su nombre para demostrar mayor intimidad.

Hay, por último, en la Celestina cierto misterioso encanto que se apodera del alma de quien la lee, embelesándola y moviéndola a la admiración más involuntaria. No admiramos porque nos prescriban los críticos que admiremos, sino porque la admiración nace en nosotros espontánea e inmediatamente de la lectura.

El aspecto de los desgraciados fugitivos inspira lástima, y hace nacer en el corazón vehementes deseos de venganza.... Dejemos á los alzados en sus montañas, y á los americanos en sus acorazados, y sus guarniciones, y dediquemos algunas frases de admiración y cariño á nuestros heroicos soldados, que bien lo merecen.

Don Juan estaba mudo de admiración, dominado por la magia que se desprendía de doña Clara y con la vista fija en ella. Estaba maravillosamente vestida.

Palabra del Dia

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