Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de mayo de 2025


Aunque me ames, Miguel, tengo la seguridad de que no sientes por la admiración respetuosa, el entusiasmo que sentías el día de Carnaval echado a mis pies en el carruaje... ¿Comprendes ahora mi tristeza y mis lágrimas? Miguel comprendió que era necesario estar de acuerdo con la generala, aunque fuese por breves instantes. Bajó la cabeza y quedó pensativo y triste.

Hablaba riendo, como si quisiera cegar con el brillo de su dentadura a todos los papanatas que la contemplaban de lejos. Por todo el mercado extendíase un rumor de curiosidad, un zumbido de admiración y escándalo, al ver frente a frente, a la faz de toda la ciudad, hablando con sonrisa de buena amistad al diputado y la cantante.

La gloriosa mujer daba chillidos creyéndose herida de muerte, y la muchedumbre, á pesar de su admiración, acabó por reir de ella con alegre irreverencia. Al verse sentada otra vez en su carruaje, libre de aquella avalancha fustigadora, igual á un haz enorme de cañas, el susto que había sufrido se convirtió en orgullosa cólera.

Las ricas, como D.ª Eloisa y D.ª Teodora, se encargaron de comprar el cáliz y los ornamentos más costosos: las que no contaban con tantos bienes de fortuna, como D.ª Rita, D.ª Filomena y otras, suplieron el dinero con la habilidad de sus manos bordando el alba, la estola y el paño del altar, que causaban admiración.

Colocada la mía a igual distancia de las unas y de las otras, confieso que vivo todo de admiración, y estoy tanto más distante de ellas, cuanto menos concibo que se pueda vivir sin admirar.

Debía ser una concesión hecha a estos profanos, venidos de las ciudades para pasmarse de admiración ante ella, durante dos meses, y que, transcurrido este tiempo, se apresuraban a huir y olvidarla. El mar también se presentaba de otra manera a la vista de la joven, más grandioso y más trágico, batiendo incesantemente las costas abruptas.

La novicia iba á caer desvanecida, pero Roger la recibió en sus brazos y la estrechó amorosamente, con gran escándalo de la abadesa y con no menor admiración de las veinte monjas y novicias que presenciaban tan inesperado desenlace.

Doña Luz no tenía la culpa de aquel amor que agradecía, ni de aquella muerte que lamentaba. Su amistad, admiración y veneración al Padre no podían haber sido mayores. Si el Padre le hubiera inspirado otro más vivo sentimiento, ella hubiera pecado contra Dios, contra el mundo, contra su honra y contra su decoro.

Quiso conquistar la admiración de aquellos hombres por sus talentos domésticos, lo mismo que semanas antes pretendía distinguirse en los salones por otros méritos menos humildes.

La señora Angustias mostrábase satisfecha, como después de una gran corrida. ¡Su hijo salvando a una de aquellas señoras que ella miraba con admiración, habituada a la reverencia por largos años de servidumbre!... Carmen permanecía silenciosa, no sabiendo ciertamente qué pensar de este suceso. Transcurrieron varios días sin que Gallardo tuviese noticias de doña Sol.

Palabra del Dia

tundas

Otros Mirando