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¡Qué azor ni qué coliflor, hombre de Dios! exclamó Cobo soltando una insolente carcajada . Confiesa que has metido la patita y que no lo volverás a hacer. El despecho, la ira del joven concejal no tuvieron límites. Todavía luchó algunos momentos con palabras y ademanes descompuestos.

A través de los cristales, Raúl seguía con mirada curiosa al padre y a la hija, a quienes veía bajo un nuevo aspecto. ¡Qué ternura, en efecto, en los menores ademanes del anciano, en el largo beso que depositaba en la frente de su hija cuando ésta se iba muy alegre hacia sus compañeras y en la mirada con que le envolvía al desdoblar maquinalmente «Le Temps» del día anterior!

Sus ademanes eran vivos, se movía mucho y jugueteaba rápidamente con el mango de la sombrilla; su voz, aunque dulce, denotaba carácter hecho a dominar y vencer.

Al mismo tiempo hacía recomendaciones de parquedad y prudencia en el servicio al entusiasta Friterini con palabras deslizadas al paso y misteriosos ademanes. «¡Con tal que alcancen los pesos de Canterac! pensaba .Empiezo á creer que no tendremos bastante para pagarlo todo

El chiquillo, en veinticuatro horas había tomado con ella gran confianza, y se dejaba conducir sin resistencia. Poco después la vimos allá abajo, a la orilla, lavándole con ademanes tan bruscos, sacudiéndole tan vivamente que a todos nos hizo reír. Aunque no se oían sus palabras, notábase de sobra que le seguía increpando duramente. Esto sucedía en sábado.

Pero usted dijo con el mayor interés, ¿no es víctima de sus bruscos ademanes? ¿No la maltrata á usted? Entonces sería cosa de declararle rematado. ¿A ? No dijo Clara; no me ha maltratado nunca. Parecerá extraño que Clara, sin conocer al militar, le hiciera declaraciones que parecen de íntima confianza; pero esto, que en circunstancias ordinarias sería raro, en este caso no lo era.

Y se aleja para buscar á Castro, mientras Miguel Fedor vuelve á quedar inmóvil en su asiento, sin comprender nada. Lo vió de pie ante su velador, con cierto apresuramiento en sus gestos y ademanes, como un hombre que arrostra una situación penosa y quiere salir de ella cuanto antes.

Tirso intimidaba a su madre accionando con ademanes descompuestos: ella, ya ansiosa de cortar el diálogo, miraba alternativamente hacia el suelo y hacia la acera opuesta, donde estaba la botica.

El traje influye en el actor: la trusa y la espada inspiran por educación, acaso por atavismo, pruritos romancescos de aventuras y conquistas; un traje de labriego predispone á las zancadas desvaídas, á los ademanes torpes; una peluca de «viejo» induce á encorvarse hacia adelante y á deslizar temblequeos de ancianidad en las manos y en la voz.

Las señoritas alzaban la cabeza para recibir los saludos de la gente de los balcones, ó acogían con ligera sonrisa las ojeadas de los jóvenes agrupados en las esquinas. La emoción religiosa sólo era visible en la muchedumbre rústica que ocupaba las aceras, gentes de tez cobriza, ademanes humildes y voces cantoras y dulzonas.