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Actualizado: 10 de junio de 2025
Parecía que en su naturaleza la profundidad se hermanaba con la variedad; pero, á no ser que los temores de Ester la engañasen, diríamos que le faltaba la facultad de adaptarse al mundo en que había nacido. La niña no podía someterse á reglas fijas.
Al observar mi naturaleza en contradicción tan radical con el espíritu de la época me asalta el temor de padecer una aberración mental: hay momentos en que me figuro ser uno de esos infelices degenerados incapaces de «adaptarse al medio» que tan bien pintan los modernos filósofos de la escuela positiva, y me estremezco y me abato, y me propongo en término no lejano someterme á un tratamiento terapéutico adecuado.
Un gran país continuó Nélida . Allí únicamente se vive. ¿Y tú no quieres llevarme? ¡Tan dichosos que seríamos los dos!... Di, ¿por qué no quieres? Fernando quedó indeciso. No sabía qué contestar a esta loca, de una amoralidad desconcertante. Era inútil exponer razones de honor, hablar de su dignidad, que no podía adaptarse a este género de existencia. Jamás llegaría a entenderle.
Bien se les alcanzaba a entrambos, marido y mujer, que los especialistas célebres tienen siempre en cuenta, al pedir sus honorarios, la fortuna del enfermo. A un rico, a un potentado le abren en canal, eso sí; pero cuando se trata de un triste empleado o de cualquier persona de humilde posición, se humanizan y saben adaptarse a la realidad.
Esa fue la primera vez que tuve en mi vida la convicción de que el fantástico gusto de Susana violaba todas las leyes de la simetría. Pero el señor de Couprat tenía uno de esos caracteres felices, que saben tomar todas las cosas por el lado mejor. Y además poseía la facultad de adaptarse al medio en que se hallaba.
Este había llegado a mirarle con cierta benevolencia. De los amantes de su mujer era el que había hallado más simpático y más inocente. Aunque niño en la apariencia, observaba que era inteligente, instruído, cualidades que hasta entre salvajes concede cierto prestigio a la persona. Nuestro joven había concluído por adaptarse bastante bien al medio en que hacía tiempo vivía.
Un loco; simpático años atrás, pero ahora completamente ido, intratable; un hombre que tenía la manía de la aclimatación, que todo lo quería armonizar, mezclar y confundir; que injertaba perales en manzanos y creía que todo era uno y lo mismo, y pretendía que el caso era «adaptarse al medio». Un hombre que había llegado en su orgía de disparates a injertar gallos ingleses en gallos españoles: ¡Lo había visto ella!
Desde hacía mucho tiempo el montón se había vuelto demasiado grande para caber en la olla de hierro, y había fabricado, para guardar las monedas, dos gruesas bolsas de cuero, que no perdían sitio en su lugar de reposo, porque lo dúctil de la envoltura las hacía adaptarse a todos los rincones. ¡Qué brillantes eran las guineas cuando corrían la abertura negra del cuero!
Tales vaguedades y distracciones no resultaban extraordinarias en este ejecutante prodigioso, que así que se levantaba del piano era una especie de sonámbulo, incapaz de adaptarse regularmente á ninguna función de la vida.
Lo estrecho y vertical de los travesaños imponía la necesidad de agarrarse con manos y pies al ir ascendiendo: Perucho no disponía de las manos; la energía de la voluntad se le comunicó al dedo gordo del pie, que semejaba casi prensil a fuerza de adaptarse y adherirse a las barras de palo, bruñidas ya con el uso.
Palabra del Dia
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