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El Duque. Las causas que yo me puedo acordar que hubo para dilatarse la embarcación fueron: la primera, mucho embarazo que nos dieron los soldados que habían de quedar en el fuerte, con esconderse y irse á los navíos y con las quejas de sus capitanes.

C'est peut être juste, c'est peut être juste, dijo Mlle. Ivonne, procurando acordar las reflexiones de Julio con las enseñanzas de la Université des Annales que ella frecuentara en su país. Lucía Moreno se había acercado con Charito y escuchaba a Julio sin dejar de sonreír. Examinó la Psyché con cierta curiosidad respetuosa, procurando descubrir en ella todo aquello que Julio le atribuía.

¿Lo oye usted, hombre inconvencible, lo oye usted?... Ya verá usted cómo nos hemos de acordar de Santa Bárbara después que caigan rayos y centellas... Pero escucha una cosa, Ricardo, ¿por qué no aprovecháis para la defensa de la Fábrica los últimos adelantos que se han hecho en la luz eléctrica? ¿Cómo?

Y, en lo que toca a la carta de amores, pondrás por firma: "Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura". Y hará poco al caso que vaya de mano ajena, porque, a lo que yo me acordar, Dulcinea no sabe escribir ni leer, y en toda su vida ha visto letra mía ni carta mía, porque mis amores y los suyos han sido siempre platónicos, sin estenderse a más que a un honesto mirar.

El señor ministro de la instruccion pública tuvo á bien acordar, por tan favorables informes, la publicacion de mi viage, principiada muy luego bajo los auspicios del señor Guizot. Me puse pues á trabajar con toda la actividad posible; pero me parecia que un complemento á mis estudios americanos era indispensable, para que mi obra fuese tan útil como yo lo deseaba.

Sin embargo, al cabo de una semana el incidente habíase borrado de mi memoria y no me había vuelto a acordar más de él, hasta que este inesperado y extraño encuentro lo había renovado. ¿Sería posible que este monje, de cara bronceada por el sol, fuera el mismo hombre que tenía alquilado ese pequeño departamento en Florencia, y cuyas apariciones eran tan misteriosas y subrepticias?

El 8 de octubre escribió a Gravina, diciéndole que deseaba celebrar a bordo del Bucentauro un consejo de guerra para acordar lo que fuera más conveniente. En efecto, Gravina acudió al consejo, llevando al teniente general Álava, a los jefes de escuadra Escaño y Cisneros, al brigadier Galiano y a .

Era aquello un reflejo de las ideas comunes, el pensar general modificado y adulterado por mi cerebro enfermo. ¡Ay, qué malo me puse! Te digo que cuando inventé aquel sistema filosófico tan ridículo, estaba en el periodo peorcito. No me quiero acordar.

A los hijos del carnicero sucederia lo que hoy sucede á muchos hijos de la historia, á muchos hijos de Pelayo que yo conozco, y de quienes no quisiera acordarme, como no se queria acordar nuestro Cervantes del lugar de la Mancha. ¿Qué era el feudalismo, la gerarquía de los señores, sino la holganza convertida en virtud suprema, en una especie de cánon sagrado?

Don Raimundo, pues, la metía hasta el codo sin miramientos, y procuraba acercarse del lado que más calentaba el sol, tras del servicio por proveer, tierras que liquidar o concesión que acordar. Así tenía, a más del producto de sus préstamos usurarios, la renta fabulosa que sacaba sin repugnancia del estercolero de los negocios sucios.