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Actualizado: 24 de julio de 2025
Un almirez, un morterito de piedra, una retorta, un alambique, un tarro de sanguijuelas, unas cuantas onzas de goma, linaza, achicoria y raíz de altea, unos frascos vistosos, vacíos los más y pocos con droga, y pare de contar... Es cuanto necesitamos. Créame su paternidad. Con cuatro simples, en un verbo le pongo yo la primera botica de Lima.
Apenas transcurridos cinco minutos, irrumpió en la zapatería el voluminoso y rubicundo don René Colignon, fabricante de achicoria y confitero. Su rubicundez era tan flamígera que proyectaba reflejos en las paredes.
Miss Percival tenía el mismo acento de su hermana, los mismos grandes ojos negros, risueños y alegres, y los mismos cabellos, no rojos, sino rubios, con reflejos dorados en los que jugaba con delicadeza la luz del sol. Saludó a Juan con una graciosa sonrisa, y éste, después de entregar a Paulina la ensaladera de achicoria, se fue a buscar las dos carteras.
Las viajeras descendieron, deteniendo sus miradas, no sin cierto asombro, en el joven oficial que se encontraba allí algo confuso con su sombrero de paja en la mano derecha y en la izquierda la gran ensaladera rebosando de achicoria. Luego, designando a su compañera de viaje: Miss Bettina Percival, mi hermana: lo habríais adivinado, creo. Nos parecemos mucho, ¿no es verdad? ¡Ah!
Y cuando yo estaba clavado por la gota en mi sillón, ella hacía las visitas sola, tan bien o mejor que yo. Paulina vino a interrumpir esta conversación apareciendo con una inmensa ensaladera de loza, sobre la cual campeaban, violentas y chillonas, grandes flores rojas. Aquí vengo a buscar la ensalada. Juan, ¿quieres lechuga o achicoria? Achicoria respondió Juan alegremente.
La había levantado con los rendimientos abundosísimos de la confitería, pastelería y chocolatería, y de una fábrica de achicoria que poseía en las afueras de la ciudad. En cambio, hasta los gatos de la calle sabían que la casa Pinto decaía, se empeñaba, estaba en un tris de desaparecer, debido a que Belarmino descuidaba sus intereses por mezclarse en politiquerías.
Hace mucho tiempo que no como achicoria. Pues bien, esta noche comerás... Toma, tenme la ensaladera... Paulina comenzó a cortar la achicoria, y Juan se inclinaba para recibir las hojas en la gran ensaladera. El cura los miraba hacer. En ese momento se oyó un ruido de cascabeles. Se acercaba un carruaje que sonaba demasiado.
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