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¡Es Rafael! exclamó admirada, Rafaelito... ¿y has venido con este tiempo? ¿Y si te ahogas? ¿qué diría tu madre?... ¡Qué locura, Señor! Pero no era locura, y si lo era resultaba muy dulce. Se lo decían a Rafael aquellos ojos claros, luminosos, con reflejos de oro, que le acariciaron con su contacto aterciopelado tantas veces como osó levantar la vista.

Sus ojos acariciaron una enorme faja de mar tendida entre dos colinas, como un telón azul que ocultase un desgarrón de la tierra. Aquel pedazo de mar era el camino salvador, la esperanza, lo desconocido que nos abre sus brazos de misterio en los momentos más difíciles de la existencia.

Pero yo la desoigo; quiero soñar, quiero inventarme bellas mentiras para mi consuelo. Tal vez en este vientecillo que nos roza la cara, hay algo de las manos suaves y temblorosas que me acariciaron por última vez antes de ir al presidio. El gitano había cesado de gemir, mirando a Salvatierra con sus ojos africanos, agrandados por el asombro.

La anciana hizo señas a Adriana de acercarse y sus dedos largos y viejos le acariciaron los cabellos. Había una extrema suavidad en su modo y en toda su persona; la tranquilidad profunda del rostro traía el vago resplandor de una belleza apagada por el tiempo.

Se alzó entonces una leve brisa y los ondulantes cabellos de Magdalena acariciaron el rostro de Amaury, quien sintiéndose muy débil para resistir una sensación tan fuerte, echó hacia atrás la cabeza y exhaló un hondo suspiro. ¡Magdalena! murmuró. ¡Por favor! ¡Ten compasión de ! ¡Que tenga compasión de ti! Pues ¿acaso no eres feliz?

La misma señora Laurier ostentaba con orgullo la redondez de su maternidad, que había llegado á los mayores extremos visibles. Sus ojos acariciaron el volumen vital que se delataba bajo los velos del luto. Otra vez pensó en Julio, sin tener en cuenta el curso del tiempo.

Yo te he cubierto con mis besos; el párpado süave, el fresco labio, la blanca frente y el nevado pecho, tu garganta, tus rizos y tus manos... ¡Todo, de amor en el delirio ardiente, mis dedos con afan lo acariciaron!