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Actualizado: 24 de julio de 2025


Hice proyectos absurdos de provocarle, que, afortunadamente, no llegué a realizar, y a mediados del mes de julio me quedé sorprendido con la entrada en la bahía de Cádiz de la Bella Vizcaína. Llegaba el momento fatal. Había que embarcarse. Me despedí de mi novia, que me hizo mil promesas de fidelidad y de escribirme, y me fuí a la fragata considerándome un hombre desgraciado.

En vez de explicar la criatura por el criador, la materia por el espíritu, el cuerpo por el alma, el hombre por la sociedad, tiende á explicar la sociedad por el hombre, el alma por el cuerpo, el espíritu por la materia, el criador por la criatura, arrojando del mundo una metafísica simbólica, poética, oriental; una especie de augurio pagano, una adivinacion, egipcia que, ó no explica nada, ó explica todos los absurdos y monstruosidades que la mente de un loco puede concebir; todos esos absurdos y monstruosidades que han venido reinando en la historia de la humanidad.

Hijos del sofisma y nietos de la mentira, se consideraban capaces de probar los mayores absurdos con las cabriolas mentales á que les tenía acostumbrados su acrobatismo intelectual.

Parece mentira que tales absurdos se le ocurran a quien está casado con una mujer, que es la casta Susana, señor, me ratifico, la casta Susana, mujer que antes se dejaría descuartizar que mirarle a la cara a un hombre. ¿Y si lo sabe usted, para qué arma esas tragedias? ¡Ah!, si yo tuviera una hembra así, tan hermosa, tan virtuosa; si yo tuviera a mi lado una virgen como esa, la adoraría de rodillas y primero me apaleaban que darle un disgusto. ¡Su honor!

Pero de la ignorancia misma nace una esperanza consoladora. Hay en todo algo de misterioso que induce á no tener por absurdos los cambios más radicales. Los españoles son los mismos de siempre. Dios lo puede todo. Sus designios son inexcrutables. Y ya que nada de transcendental saquemos en claro del último libro del Sr.

Metempsícosis, espiritismos, telepatías y demás absurdos del mundo interior, no son nada en comparación de este mi propio absurdo en que me veo envuelto. Es un pequeño asunto para volverse loco. Véase: Fuí a lo de Funes. Luis María me llevó al escritorio. Hablamos un rato, esforzándonos como dos zonzos, puesto que comprendiéndolo así evitábamos mirarnos, en charlar de bueyes perdidos.

Estudiando atentamente los males nacionales, los abusos imperantes en el país, había formulado una crítica completa y despiadada, en la que resaltaban los absurdos por el efecto del contraste.

Lo mismo confieso y repruebo los defectos de los dramáticos españoles, que celebro sin tasa su extraordinario ingenio. Muchas veces me veo obligado á combatir los absurdos de aquéllos que intentan imponer á la poesía un fin que está fuera de ella, y buscan en sus creaciones algo distinto de lo que es.

Esta preocupacion arrebata á veces hasta hacer decir á algunos, que nada hay bueno sino en su País; y en los demas todo es malo. Apenas hay Historiador, que en ponderar las antigüedades de los Pueblos no cometa mil absurdos y falsedades, por gobernarse, en lugar de buenos documentos, por una vanísima credulidad y preocupacion.

En ella hay una unidad; esa unidad que no encontramos en las substancias corpóreas, sino despues de haber recorrido una serie infinita de descomposiciones, se nos presenta en la substancia espiritual en el primer momento, como un simple hecho interno, sin el cual son absurdos todos los fenómenos que sentimos en nuestro interior, y nos es imposible toda experiencia del mundo externo.

Palabra del Dia

buque

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