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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Dos vedijas de espuma empezaron á amontonarse en ambas caras de su proa. Corría con todo el ímpetu de su marcha de superficie; pero el Mare nostrum navegaba igualmente con el impulso forzado de sus máquinas á gran presión, y la distancia entre ambos buques se fué dilatando. ¡Tiran! dijo Ferragut con los gemelos en los ojos. Una columna de agua se levantó cerca de la proa.
No hay duda dijo Lázaro para sí. Esta mujer tiene mucha fiebre; ya empieza á delirar. Y entonces la mujer mística andaba tan á prisa, que bien pronto alcanzaron á las dos ruinas mayores. Mas pronto hubo de moderarse su ímpetu, y tan despacio iba, que tardó mucho para avanzar veinte pasos.
Bueno será que repartan un poco entre los pobres que aquí estamos. Porque si usted no necesita de ese dinero, hay por aquí muchos infelices á quienes les vendrá muy bien. ¿Y piensas tú, botarate exclamó el capitán con ímpetu, que esos señores van á traer unos cuantos sacos de doblones y á toque de campana los repartirán como si fuesen avellanas?
Has dicho una gran verdad, Susana; pero contéstame. ¿Un capón será bastante? No es un capón, señorita, es un pavo; mire usted. Y Susana, con un sensible ímpetu de orgullo, abrió el asador y me hizo admirar el ave que bien cebada por sus cuidados y los de Petrilla, pesaba por lo menos doce libras.
Separó los ojos del mar y los fijó en el sacristán, que corría delante silbando a su perro, que se escapaba detrás de unas gallinas. ¡Qué reverencia la de aquel hombre, llevando a su lado al Dios de los cielos, al Creador de todas las cosas! Y la carcajada subía del pecho cada vez con más ímpetu, llegaba a la garganta, tocaba en los labios, estaba a punto de estallar.
La cortesía es lazo con que se prenden los corazones, y usada con los enemigos suele ser medio para ablandarlos en el mayor ímpetu de su furia.
Su caballo no llevaba ímpetu bastante y hubiera caído en ella, si el Padre, conociéndolo, no hubiera llegado en sazón, excitando el caballo con el látigo, y con el ejemplo, porque saltó primero.
Y al escribirle contuvo el ímpetu de las pasiones, calló sus esperanzas, moderó su gozo, expresó únicamente su gratitud. Ella le contestó. Le hablaba de su difunta hermana. ¿Qué otros recuerdos habrían podido en ningún momento reproducir en su memoria las palabras fraternales? «Ciertamente, he conocido a su hermana y su memoria me es grata.
¿Será, como hemos dicho, porque la primavera viene por allí con más ímpetu, o porque los hombres están por allí más cerca de la naturaleza y más en comunión con ella; porque llevan menos siglos de civilización; porque están menos gastados; porque no es entre ellos tan marcado el divorcio y tan crudo el antagonismo entre el mundo de los espíritus y el mundo de los cuerpos?
¿Qué ocurre? ¿qué hay? continuó Sandy con voz aguardentosa. ¡Levántese, hombre degenerado! dijo exasperada. ¡Levántese y váyase a casa! Sandy se levantó zigzagueando. Medía seis pies de altura; doña María temblaba. Sandy adelantó con ímpetu algunos pasos y parose de súbito. ¿Por qué me he de ir a casa? preguntó de repente con seriedad.
Palabra del Dia
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