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Menéndez de la renovación social, del desenvolvimiento político, de la organización y pujanza, de los bríos que casi de repente se muestran en Aragón y en Castilla unidos, y del salto milagroso, porque, á mi ver es inexplicable, con que una nación, presa de las discordias civiles, rota y desbaratada, y al parecer, pobre y débil, se alza de súbito á ser la envidia y la admiración de los demás pueblos de Europa, amenazándolos con su hegemonía y haciendo que el sueño de una monarquía universal, en no remoto porvenir, no fuese completo delirio.

En las viñas, el cuidado de las cepas se hacía por los capataces y los braceros más allegados al dueño, arrostrando la indignación de los huelguistas, que les tachaban de traidores, amenazándolos con venganzas colectivas. La gente rica, a pesar de sus arrogancias, revelaba cierto miedo.

19 Entonces Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios; 20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21 Ellos entonces los despacharon amenazándolos, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios de lo que había sido hecho.

Se comparaba con un viajero de la altiplanicie patagónica que no llevase mas que un cartucho en su revólver y se viera atacado por un grupo de vagabundos de los que merodean cerca de la Cordillera. De hacer fuego, sólo podía derribar á un enemigo, arrojándose los otros sobre él al verle indefenso. Era preferible prolongar la situación amenazándolos á todos, pero sin disparar.

Se le llevaron en burlesca procesión, él delante, aislado por su propio tizne, y ya con la dignidad tan por los suelos, que empezaba a dar jipíos; los chicos detrás haciendo una bulla infernal, y la tarasca aquella del moño lacio amenazándolos con endiñarles si no se quitaban de en medio. Desapareció la comparsa por una puerquísima y angosta escalera que del ángulo del corredor partía.

Taberé respondió, que ni conocia al general, ni á los cristianos: que envistiesen luego, que los habia de matar, arrojando huesos contra ellos. Mandó dar de palos á los embajadores, y los despidió, amenazándolos, que si no se huian de los cristianos, los habian de matar.