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Actualizado: 17 de junio de 2025


A Zurich iba para hablar de ella a otra infeliz, a Alejandra. Alejandra Natzichet ha muerto... Vérod estaba aturdido. No, no soñaba; pero la realidad tenía todos los caracteres del sueño. El hombre que hablaba en su presencia se parecía a aquel orgulloso revolucionario como las pálidas imágenes de una pesadilla se parecen a las personas vivas. ¿Muerta la Natzichet? ¿Cómo, por qué había muerto?

De todas partes se le acusa a usted de haber dejado enfriar su entusiasmo y hasta de tener miedo; usted deja a los jefes de su partido reunirse en Londres y no va a verlos, y eso lo hace usted por no moverse de Zurich, donde vive la mujer que el día de la tragedia encontramos a su lado, en una casa que no es la de usted... ¿no quiere usted que atribuyamos ese cambio a la frecuentación de esa mujer, a su amistad?

Esta es mi norma, y debía ser también la suya. ¡Pero él la olvidó!... Ferpierre comenzaba a comprender. ¿Quiere usted decir que no era por el amor de usted que había dejado de contribuir al triunfo de la causa, sino por la Condesa? . ¿Por qué estaba entonces en Zurich, junto con usted, y no con ella? Por que sabía que la era odioso, pero quería hablar de ella con alguien.

La casa de Echer Wyss y compañía en Zurich, cuyos establecimientos industriales ocupan medio barrio de la ciudad, da trabajo á 3,000 operarios, y de la citada casa salen todos los dias magníficas máquinas de vapor y excelentes aparatos de todo género. La sedería tambien es otra industria floreciente que prospera en el mismo canton.

Pero advierto a usted que antes de creer en esto hay que aclarar algunos puntos obscuros. Durante el tiempo en que, según usted, estuvo el Príncipe en Zurich por motivos políticos, le escribían de Rusia, de Inglaterra, de todas partes, cartas en que lo llamaban, le reprochaban que descuidara la causa, lo acusaban de tibieza y casi de infamia.

Como la joven siguiera callada, Ferpierre continuó lentamente: ¿Tampoco ahora quiere usted contestar?... Comprendo esa reserva. No puede usted o no debe revelar los secretos de su asociación. Y con su silencio querría usted significar que el Príncipe vino a Zurich expresamente para trabajar en la propaganda, para conspirar, por una razón política en definitiva.

Por eso importaba cerciorarse de la naturaleza de las relaciones de los dos rusos; pero ninguna luz arrojaron sobre ese punto las declaraciones tomadas en Zurich entre las personas que conocían a Zakunine y a la Natzichet: nadie sabía si en realidad eran amante y querida; algunos lo sospechaban, otros rechazaban la idea, y hasta sobre si eran o no capaces de haber cometido el delito, los pareceres eran también en esa ciudad muy diversos.

Y antes que todo, había que probar que en realidad el Príncipe hubiera vuelto a amarla. ¿Qué había hecho en los últimos tiempos? Era necesario creer que tuviese en algún lugar secreto los documentos relativos a su acción revolucionaria, pues en su domicilio de Zurich se habían hallado muy pocos, aunque estos mismos no dejaban de tener importancia.

Antes que todo, habría que demostrar que los dos rusos son amante y querida, cosa que ambos niegan, y después, aunque esto llegara a probarse, para que la Natzichet matara a la Condesa, se necesitaba que ésta fuera un obstáculo para su amor. ¿En qué forma lo era? ¿Podía, acaso, la infeliz, ni sabía cómo impedir al Príncipe que se fuera con otras mujeres? ¿De qué modo hacía sombra esa desgraciada a la nihilista? ¿No tenían los dos rusos plena libertad para permanecer juntos en Zurich?

El canton de San Gall cuenta con sus celebradas blondas y encajes, industria avanzadísima, que cada dia prospera mas. El canton de Zurich ocupaba en 1855 en la manufactura de seda 30,000 trabajadores, contando 24,000 telares. El canton de Basilea, industrioso tambien por excelencia y muy comercial, es uno de los mas ricos de la Suiza.

Palabra del Dia

lanterna

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