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Actualizado: 14 de junio de 2025


Yo voy también, si quieres, responde el ganso y se marchan juntos el pollo, la gallina, el gallo, el pato y el ganso al palacio del rey. 25 En el camino encuentran un pavo. El pavo quiere ir con ellos a informar al rey que el cielo ha caído. Ninguno de los pobres animales sabe el camino. En este momento encuentran una zorra. La zorra dice que quiere enseñarles el camino al palacio del rey.

¡Se muere! ¡Se muere!... ¡Ha sido ella, , ella!... Pero yo la mato... ¿sabe usted? la mato... Después que me maten a ... que me echen al mar... Quiero vengar a mi señorito... ¡Yo mato la zorra, yo! El anciano, sin saber de dónde la sacaba, apretaba al mismo tiempo con tal fuerza las muñecas del presbítero que a éste le costó trabajo reprimir un grito de dolor. ¡Calma, Ramiro, calma!

Sería mediodía; pedí de comer; dijeron que no había sino sólo huevos; no tan malo si lo fueran, que a la bellaca de la ventera, con el mucho calor, o que la zorra le matase la gallina, se quedaron empollados, y por no perderlo todo los iba encajando con otros buenos; no lo hizo así conmigo, que cuales ella me los dió le pague Dios la buena obra.

Pues cátalo ahí exclamó triunfante el tío Merlín. ¿Á qué santo ese hombre nos ha de regalar un reló, sin más acá ni más allá? El concejo se quedó tamañito bajo tan contundente argumento. De manera dijo el alcalde, que nos convendrá decir á ese señor que se guarde el regalo para engatusar á otros tontos.... No, señor: «á la zorra candilazo», que dijo el otro replicó el tío Merlín.

Desde lejos percibiréis el olor del mole que hierve en grandes cazuelas, y os dejarán aturdidos el incesante vocerío de los vendedores, el gritar de los chicos, y el cantar báquico de los artesanos que han cogido la «zorra». Los habitantes del pueblo, indígenas viciosos y haraganes, ven invadidas sus casas por la multitud, y los indizuelillos andan asustados en los cafetales o se asoman a través de los vallados de hierba para mirar a los transeúntes.

Yo os aseguro que Madama Ester habría sabido entonces lo que era bueno. Pero qué le importa á esa zorra lo que le han puesto en la cotilla de su vestido. Lo cubrirá con su broche, ó con algún otro de esos adornos paganos en boga, y la veremos pasearse por las calles tan fresca como si tal cosa.

Acabada esta solemne ceremonia, vienen labradores y criados para dar al monarca una prueba de su veneración, y después de nombrar al que ha de dirigirle la palabra, le presentan una zorra, un águila, un cordero y un gallo, y le explican la significación simbólica de estos animales.

El rey le daba audiencia, y hacía como que le tomaba consejo; pero luego entraba Sepúlveda, con sus pies blandos y sus ojos de zorra, a traer los recados de los que mandaban los galeones, Y lo que se hacía de verdad era lo que decía Sepúlveda.

Palabra del Dia

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