Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 2 de junio de 2025


Se despidieron Bautista y Martín, y éste, al día siguiente, llamó a su hermana y le reprochó su coquetería y su estupidez. La Ignacia negó los rumores que habían llegado hasta su hermano, pero al último confesó que Carlos la pretendía, pero con buen fin. ¡Con buen fin! exclamó Zalacaín . Pero eres idiota, criatura. ¿Por qué? Porque te quiere engañar, nada mas.

Iban cuatro juegos por nada, y ya parecía el triunfo del navarro casi seguro cuando la suerte cambió y comenzaron a ganar Zalacaín y su compañero. Al principio, el Cacho se defendía bien y remataba el juego con golpes furiosos, pero luego, como si hubiese perdido el tono, comenzó a hacer faltas con una frecuencia lamentable y el partido se igualó.

Estoy cansado contestó Zalacaín. ¿No quieres jugar? No. Juega si quieres. Carlos, que había comprobado una vez mas la simpatía de su hermana por Martín, sintió avivarse su odio. Había venido aquella vez Carlos Ohando de Oñate más sombrío, más fanático y más violento que nunca.

Es posible pensó Zalacaín . Si habré conocido en mi infancia a alguien que tenga criados, sin saberlo. En fin, vamos a ver a mi amiga dijo en voz alta. El criado siguió por los soportales, torció una esquina, y en una casa grande empujó la puerta y entró en un zaguán elegante, iluminado por un gran farol. Pase el señorito dijo el criado indicándole una escalera alfombrada.

Comenzó el partido en medio de una gran expectación; los primeros juegos fueron llevados a la carrera por el Cacho, que tiraba las pelotas como balas unas líneas solamente por encima de la raya, de tal modo que era imposible recogerlas. A cada jugada maestra del navarro, los señoritos y los carlistas aplaudían entusiasmados; Zalacaín sonreía, y Bautista le miraba con cierto mal disimulado pánico.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando