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Actualizado: 21 de mayo de 2025


Un pez que pasa como un dardo da al conjunto de las vibraciones la forma de un óvalo muy prolongado; el insecto flotante que se mueve por impulsos sucesivos, deja tras dos estelas oblicuas en las que se encierran círculos desiguales; otro bicho, una abeja tal vez caída de un árbol, se deshace dando vueltas agitando sus alas con tal rapidez que el agua se riza con una miríada de líneas vibrantes, entrecruzando sus innumerables círculos: el insecto que se agita con tanta viveza, es lentamente arrastrado por el curso del arroyo y á veces lo vemos desaparecer repentinamente; es que un pez, con rapidez incomparable, acaba de tragarse al insecto, cesando todo su cortejo de líneas circulares.

Estaba entonces en los dieciocho años de su edad, y era de natural ardiente y vivo; mas sujetó y rindió tanto esta viveza desde los primeros meses de noviciado, que no dejó pasión que no domase, regla que no observase, virtud que no practicase, ajustándose muy desde luego perfectamente al modelo y nivel de nuestras constituciones.

En efecto, María Teresa, en sus preocupaciones hasta el momento de salir, no había pensado en ponerse un traje de gala. Ofendida por esta observación, que consideraba inoportuna, la joven replicó con viveza: ¡Qué singular es usted! ¿cree que no hay más ocupación que la de pensar en vestirse y adornarse? Perdóneme, querida amiga, pero he hablado por amor a la oportunidad y a la corrección.

En cierta ocasión, el señor de Avrigny, que desde lejos observaba a Magdalena, se aproximó a ella después de un baile, y le dijo: Harías bien en retirarte, hija mía, pues no te conviene permanecer más tiempo en el salón. ¡Pero si me encuentro aquí muy bien! respondió ella con viveza. Me distraigo con el baile y en ningún sitio creo que estaré mejor. ¡Pero Magdalena!

«¿Y qué te hacesle preguntó D. Francisco volviendo hacia ella el rostro, cual si la pudiera ver al través de la negra venda. ¿Yo?... replicó la Sánchez un poco desconcertada al pronto, pero recobrándose con la mayor viveza . Pues nada, ahora no trabajo.

¡Cómo! exclamó la joven al ver a Leoville. ¿Estaba usted ahí? No lo sabía yo. E hizo ademán de retirarse acto seguido. ¡No se vaya usted! dijo Amaury con viveza. Déjeme siquiera que la felicite; esta noche está usted encantadora. ¡Chist! repuso Antonia en voz muy baja. No diga usted esas cosas.

Adelante, adelante dijo la duquesa, dando a entender que conocía a la persona en su modo de llamar, y con una viveza nueva a los ojos de María, se puso en pie y salió obsequiosamente al encuentro de aquella visita. Pero María se sorprendió todavía más al ver este nuevo personaje. Era una mujer fea, de unos cincuenta años de edad y de aspecto común. Su traje era tan basto como desairado y extraño.

El sabio se complace en la narracion de los prodigios de su saber, el ignorante se saborea en sus necedades; el valiente cuenta sus hazañas, el galan sus aventuras; el avariento ensalza sus talentos económicos, el pródigo su generosidad; el lijero pondera su viveza, el tardío su aplomo; el libertino se envanece por sus desórdenes, y el austero se deleita en que su semblante muestre á los hombres la mortificacion y el ayuno.

Entrado ya en los cincuenta de su edad, aunque sano y bueno, y apareciendo en el semblante, en la robustez y gallardía del cuerpo, y en la serenidad y viveza del espíritu mucho más joven, le entró la nostalgia de que padecen casi todos los bermejinos, y tomó la irrevocable resolución de retirarse á Villabermeja para acabar allí tranquilamente su vida.

Con la viveza de una niña que corre a satisfacer un soñado capricho, atravesó Currita los vastos departamentos del palacio, en que resplandecían por todas partes el lujo y la molicie; llegó a uno de sus extremos, la de honor en otro tiempo, habitada entonces por la servidumbre.

Palabra del Dia

bagani

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