Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 14 de mayo de 2025


La primera era, según dicen, una linda rapaza; éste aseguran que es un loco; de aquélla no vimos más que las andas, y de éste el papelón en que viene embutido. ¡Jamás nosotros, los del menudo pueblo, vemos más que la corteza de las cosas! Calla y mira, Albolalit le replicó el otro . ¿Qué sacarás con ver lo que no te importa o lo que no pudieras conocer?

Cartas al Soberano, al Santo Padre, a los embajadores y ministros. Por ahí empiezan muchos. ¡Quia!; no, señor. Escribía decretos, leyes y reales órdenes. Aunque al salir de su cuarto cerraba siempre, yo hallé una noche medios de abrir, y vimos todo.

El camino de este dia fuè excelente, con colinas segun queda dicho: muchas lagunitas que por chicas no se notan: vimos tambien abundancia de verdolagas, lengua de vaca y mucha quinua. Tambien vimos una planta con que tiñen de un bello amarillo.

Segun la expresion general, parecia una taza de plata. No bien nos habiamos sentado en el ángulo de la izquierda, cerca de un espejo donde nos reflejábamos con platos, cubiertos y mesa, cuando nos vimos rodeados de tres mozos. Todos tres iban vestidos de negro, frac, corbata blanca, cabeza perfumada, y una servilleta en la mano.

-Así será -dijo el de la Triste Figura-, y yo estoy muy contento de que te quieras valer de mi ánimo, el cual no te ha de faltar, aunque te falte el ánima del cuerpo. Y vente ahora tras poco a poco, o como pudieres, y haz de los ojos lanternas; rodearemos esta serrezuela: quizá toparemos con aquel hombre que vimos, el cual, sin duda alguna, no es otro que el dueño de nuestro hallazgo.

La cabeza de Mauricia se iba quedando quieta, quieta... Luego la vimos mover los labios, y sacar la punta de la lengua como si quisiera relamerse... Dejó oír una voz que parecía venir, por un tubo, del sótano de la casa. A me pareció que dijo: más, más... Otras personas que allí había aseguran que dijo: ya.

"En fin, aquella noche llegamos a la ribera, de la cual no salimos hasta otro día por la mañana, que la vimos coronada de infinito número de gente, que a ver la presa de los helados y yertos habían venido.

Durante ocho días no vimos después sino mar y cielo. En mal sitio aportamos al antiguo mundo. Aportamos a la fea y desolada isla de San Vicente de Cabo Verde. Fuimos luego a Tenerife y, como quien saluda a su patria después de larga ausencia, saludé desde lejos el majestuoso pico de Teide. En Tenerife no pudimos desembarcar por precaución sanitaria.

Vámonos derechos allá, y dejémonos de montes y valles, que son lugares impropios para este genio mío... Ya, ya se ve de cerca la ciudad. En aquel magnífico palacio que vimos primero nos hemos de meter. Corre, corre más, que me parece que no llegamos nunca. NOTA: Perdón ¡oh lector! iba á cometer la irreverencia de llamar á esto poema.

Los anteriores recuerdos nos los acentuó el baile de Sariaya, en el que vimos muchas de las dalagas que figuraron en el verídico episodio que hemos narrado, encontrándose entre ellas la protagonista, que aquella noche nos demostró que lo mismo sirve para correr la posta, que para entonar un cadencioso cundiman, ó bailar un característico balitao. A las dos de la madrugada concluyó el baile.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando