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Actualizado: 1 de junio de 2025


En esto del tamaño de un breviario Volando un libro por el aire vino, De prosa y verso que arrojó el contrario. De verso y prosa el puro desatino Nos dió á entender que de ARBOLANCHES eran Las Avidas pesadas de contino. Unas Rimas llegaron, que pudieran Desbaratar el esquadron christiano, Si acaso vez segunda se imprimieran.

Nos hemos fijado en esta particularidad para demostrar, que muchas veces, cuando se cree á Calderón original, imita sólo á sus predecesores; por lo demás, esa ingeniosa invención de Tirso es simplificada por él, porque la supresión de la primera palabra, en cada verso, y la unión de la restante, constituye su secreto.

-Luego, ¿también -dijo Sancho- se le entiende a vuestra merced de trovas? -Y más de lo que piensas -respondió don Quijote-, y veráslo cuando lleves una carta, escrita en verso de arriba abajo, a mi señora Dulcinea del Toboso.

Dígame usted, ¿sabrá usted hablar mal de los poetas y despreciarlos, aunque no los entienda; alabar las comedias por el lenguaje, aunque no sepa lo que es, o por el verso mas que no entienda siquiera lo que es prosa? ¿Pues no tengo de saber, señor? eso lo hace cualquiera.

Numerosísimos ejemplos en Rouanet, obra citada. Como ya observó Hartzenbusch, "estando este trozo escrito en tercetos, falta un verso que consuene con barbechos y techos, y otro que consuene con nada y espada". B. A. E., XXIV, 476.

La nación y estado más culto e ilustre entre ellos fue la república de los turdetanos, quienes, según testimonio de Estrabon, tuvieron letras y leyes y lindos poemas en verso, que contaban seis mil años de antigüedad. Ahora bien, los alfabetos celtibérico y turdetano, que ha reconstruido y publica don Luis José Velázquez, son muy modernos en comparación de la fecha anteriormente citada.

Pero al jueves siguiente, Alvaro Peña dejaba descansar a don Benigno y «se metía» con el capellán de las monjas, publicando de él una semblanza en verso, en que se hacía muy graciosa mención del matrimonio de las copas de ginebra con los vasos de vino blanco. Le tocó entonces enfurecerse a don Segis, y tomarlo con calma a don Benigno.

Por fortuna no era difícil a las personas elegantes de por allí hablar siempre en verso, porque la menos instruida de todas ellas sabia de memoria millares de kasidas y de gacelas, apropósito para todos los casos, y que podían ensartarse unas en otras, como las perlas en un hilo, por medio de la prosa rimada.

En Chile o en Buenos Aires todas estas fabricaciones no llamarían mucho la atención; pero en una provincia del interior, y con sólo el auxilio de artesanos del país, es un esfuerzo prodigioso. La Prensa gemía bajo el peso de diarios y publicaciones periódicas en las que el verso no se hacía esperar.

El baile de las seguidillas es como sigue: mientras preludia una guitarra, se separan las parejas, vestidas con graciosos trajes de majos, y se coloca cada uno á tres ó cuatro pasos de distancia; cantan el primer verso de la copla mientras los bailarines permanecen inmóviles; calla otra vez la voz; la guitarra comienza entonces la melodía, y al cuarto compás prosigue la voz de nuevo, se oyen las castañuelas, y el baile comienza con sus acompasados giros, sus graciosas idas y venidas y su encantadora expresión de amorosa alegría.

Palabra del Dia

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