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Actualizado: 8 de junio de 2025


Dígame usted, ¿sabrá usted hablar mal de los poetas y despreciarlos, aunque no los entienda; alabar las comedias por el lenguaje, aunque no sepa lo que es, o por el verso mas que no entienda siquiera lo que es prosa? ¿Pues no tengo de saber, señor? eso lo hace cualquiera.

Lázaro trató en aquel momento supremo de desesperación de reunir todo su aplomo para hablar, para defenderse, para gritar, para decir á todos que era inocente, que era un infeliz, un pobre diablo, el último de los seres. No le escuchaban. No podía hablar, ni para defenderse, ni para despreciarlos: se doblegó bajo el peso insoportable de tanta mirada y de tanta cólera.

Mi hermana es buena y es honrada, a pesar de todo dijo mirando audazmente a don Pablo; mi padre es el trabajador más bondadoso y más pacífico del campo de Jerez: yo soy joven, pero no he hecho mal a nadie, y tengo la conciencia tranquila. Los Montenegros somos pobres: pero nadie tiene derecho a despreciarlos ni a deshonrarles por el egoísmo del placer.

El punguista como en lenguaje de ladrones se llaman los pick-pockets, o sea, hablando en español, los limpiadores de bolsillos es el más artista de todos los ladrones, y mira con cierto desdén a sus congéneres, a los cuales desprecia soberanamente..., tanto como puede despreciarlos un hombre honrado.

Bruckero Hist. Philos. tom. 1. p. 903. Gassend. El que quiera saber Lógica, lo conseguirá leyendo todos estos libros de Aristóteles en él mismo, y se admirará de ver dos cosas: la una el ingenio, penetracion, y solidéz de este Filósofo: la otra el que á vista de cosas tan claras, ciertas, y fixas, como en estos libros se manifiestan, haya quien se atreva á despreciarlos, ó para introducir en su lugar cosas vanas, ó para mantener un riguroso scepticismo.

Otras veces recibía regalos del cazador, que continuaba sus hazañas en el otro hemisferio del planeta: colmillos de elefante, astas de antílopes rarísimos, pieles de animales gigantescos. Y Mina, que admiraba estos envíos en el primer instante, acababa por despreciarlos al recordar á James.

Aunque ha vuelto de Granada licenciado en leyes, sigue tan burro como se fue, salvo que rebuzna en latín y larga las coces ajustadas a Derecho. Pero, en fin, tienes razón. No debemos quejarnos de ellos. Debemos despreciarlos. El arrastrado del padre Anselmo tiene la culpa de todo. No maldigas del padre replicó Juanita . Es un bendito, espejo de santidad.

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