United States or Slovenia ? Vote for the TOP Country of the Week !


«Nada más que un poco de escozor, una penita... Pero todo lo veo... A usted, querido Pez, le encuentro más joven... Pues mi mujer se ha quitado quince años... ¡Por vida del sayo de las once mil vírgenes...! Estoy loco de alegría... Nada más que un borde rojizo en los objetos, nada más... la claridad me ofende un poco... Cuestión de algunos días... Abrázame, mujer, abrazarme todos...».

Adios, adios por siempre, celestes fantasías Que al corazon tranquilo, y en mas serenos días, Brindaron halagüeñas, dichoso porvenir, Pasad engañadoras visiones peregrinas: En vez de frescas rosas tan solo piso espinas, Y el sol de mi esperanza no veo ya lucir.

¿Y esa hermosa señora? dijo el conde de Olivares dirigiéndose al joven, y le dió la mano. Se viste en este momento, señor conde dijo don Juan. ¡Ah! de modo que dentro de poco se nos aparecerá un cielo. Os doy la enhorabuena, amigo, y veo que no me habéis olvidado. Hace tres días ignorábais... creo que ignorábais... Ciertamente, señor conde.

Si no en la mayor parte, porque la producción es excesiva, veo detrás de muchas de ellas la mano y la inteligencia de un hombre superior, perfectamente dotado por la naturaleza para producir obras bellas y duraderas. ¿Por qué no las produce?

Me veo aquí sana y salva y hablando con usted, vivo y sano también, y me parece mentira... ¡Qué horrible fue, Leto, qué espantoso! ¡En aquella inmensa soledad!... ¡qué abismo tan verde, tan hondo... tan amargo!...

Así, pues, no puedo convencerme de que caminamos hacia la bienaventuranza, cuando veo que, no sólo estamos desesperados, sino que es tonto probadísimo, hombre ajeno a la filosofía, acéfalo o microcéfalo insipiente, el que no se desespera.

Veo también las ruinas de un caserío, y en estas ruinas el extremo de la retaguardia de una división servia que se retira hacia la costa del Adriático. Mi amigo manda el extremo de esta retaguardia, una masa de hombres que fué una compañía y ahora es una muchedumbre.

De repente oigo ruido, miro hacia arriba, y veo a Inesilla, asomada por el montante de la puerta, mirándome burlonamente, riéndose y restregándose los puños en ademán de hacerme rabiar. ¿Por qué has hecho eso? le pregunté. Y con la cara muy alegre repuso: Porque me da mucho gusto cuando te pegan. Desde aquel instante no pensé más que en marcharme de la casa.

No ; que sólo le veo Cuando él quiere que le vea. En la obra del convento Que labra está todo el día; Pero no deja por eso De entrar en más de mil casas.

Le estoy viendo abrir las gavetas como quien quiere y no quiere, coger el taleguito en que tiene los billetes, ocultándolo para que no lo vieras ; le veo sobar el saquito, guardarlo cuidadosamente; le veo echar la llave... Y el muy cochino se descuelga con una porquería.