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Actualizado: 12 de mayo de 2025


Pero ¿qué tentaciones han sido esas? Primero, irme en derechura al cuarto de su majestad. ¡Cómo! Decirle sin rodeos que estoy enamorada del príncipe. ¡Doña Catalina! Que valgo infinitamente más que otra cualquiera para querida de su alteza. ¿Y seríais capaz?... ¿De vengarme?... ya lo creo. ¿De vengaros deshonrándoos?

Yo fuí vuestro cómplice, vuestro instrumento, pero para vengarme... Marta, mediante un esfuerzo nervioso, concentró todas las fuerzas de su alma en el oído; suspendió la respiración; el secreto que hubiera pagado con su vida iba probablemente a serle revelado. Pero tuvo que erguirse y retroceder lanzando un grito sofocado. La vieja cocinera bajaba la escalera y se le acercaba sonriendo.

Lo son solamente las proposiciones propuestas, y lo son mucho mas los juicios que suelen seguirse á los afectos, como si Ticio llevado de la ira dixese: He de vengarme, y otros semejantes.

Y como el rey, aunque no es muy perspicaz, sabe que vos y el conde de Lemos sois una misma cosa; y como vuestro hijo el duque de Uceda se impacienta por ocupar vuestro puesto; y como la reina trabaja contra vos todo lo que puede; y como Olivares atiza, pensando en su provecho; y como Calderón, creyéndose ya poderoso, no disimula su soberbia; y como Espínola desde Flandes pide hombres y dineros; y como suceden tantas y tantas cosas que no debieran suceder, si no mandárais vos, que no debíais mandar; y como vos creéis que el duque de Osuna me ha nombrado su secretario por algo, y que por algo también me pide en una y otra carta, nada de extraño tiene que yo piense que si quisiera podía vengarme de don Rodrigo enviándole á galeras y de vos haciéndoos mi secretario.

Por encima de todo, como sentimiento más vivo, asomaba el odio profundo contra el miserable capellán y un deseo irresistible de vengarme de él a toda costa. ¡Quién sabe los proyectos asesinos que en un instante cruzaron por mi imaginación!

Allá, cerca de San Isidro, yo tenía una novia; se llamaba Luciana, una linda muchacha de dieciocho años, que cantaba con una gracia exquisita las canciones de nuestro tiempo. Yo era pobre y muy joven: la casaron con un viejo rico. ¡Ah, no te rías, así le ha pasado a Blanca conmigo, cualquiera diría que yo he querido vengarme de las mujeres! Pero ¡qué épocas aquellas!

Así, el general, al saber la conducta de los cosacos, ha castigado públicamente ese acto de vandalismo, y, además, ha acordado indemnizar al propietario de la finca. ¡No quiero nada de vosotros! interrumpió Catalina bruscamente ; prefiero sufrir la injusticia... y vengarme.

Llegó a parecerme que lo que me habían concedido había sido por pura merced y bondad, y que era natural privarme ahora de lo que no merecía. Hacia Gloria, dando por supuesto que me había engañado, no sentía rencor alguno. El malagueño seguía inspirándome aversión y repugnancia, pero no deseaba vengarme de él.

¡Quia!, no señora... Vea usted, la tengo de sobra. Al contrario, creo que si no me desahogo, me quedo seca. Estaba yo anoche, que no cabía en . Me era tan preciso vengarme como el respirar y el comer. Pues verá usted... después de darle una bofetada que debió de oírse en Tetuán, le pegué un achuchón con la llave, y la descalabré... después metí mano a las greñas...

Me quedan, pues, todavía diez años para no pasar de esa edad. Y me aprovecho de ello para vengarme de las damas que no me quisieron... LA SE

Palabra del Dia

bagani

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