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Actualizado: 12 de junio de 2025


Yo la aplaudo, la honro, la venero tambien; yo saludo con entusiasmo esta solemnidad, producto increible de tantos conatos y tantos esfuerzos, mientras que deploro que una generacion más poética, más artística, más árabe, fluctúe todavía entre la degradacion del drama y de la ópera.

¡Dios mío, qué ángel es usted! dijo Lázaro. ¡Qué perfección! Yo la admiro á usted y la venero, señora. No soy digna de veneración, sino de lástima contestó con mucha amargura. Y dió un suspiro profundísimo que parecía sacar al espacio los misterios encerrados en el Sancta sanctorum de su pecho. ¡Digna de lástima! exclamó el aragonés sorprendido. ¿Pues qué puede usted apetecer? ¿Qué la preocupa?

Lo mamé con la leche... No soy bueno porque no quiero jorobarme siéndolo; pero al que se joroba y lo es, yo le venero; que no porque merezca yo un presidio dejo de conocer que hay quien merece la gloria; y no porque me revuelque en un lodazal dejo de ver que hay estrellas en el cielo...

Muy bien pagáis á mi fe El hospedaje por cierto Que os hicimos Blanca y yo: Ved qué contrarios efectos Verá entre los dos el mundo; Pues yo, ofendido, os venero, Y vos, de mi fe servido, Me dais agravios por premios. No hay que fiar de un villano Ofendido; pues que puedo, Me defenderé con esto. ¿Qué hacéis?

El espíritu inglés, bajo la áspera corteza del utilitarismo, bajo la indiferencia mercantil, bajo la severidad puritana, esconde, a no dudarlo, una virtualidad poética escogida y un profundo venero de sensibilidad, el cual revela, en sentir de Taine, que el fondo primitivo, el fondo germánico de aquella raza, modificada luego por la presión de la conquista y por el hábito de la actividad comercial, fué una extraordinaria exaltación del sentimiento.

Estando muerto, siendo historia, le acato. Bajo estas bovédas colosales, bajo esta colosal inspiracion de un pueblo entusiasta, le venero. Su evocacion es aquí una sombra que me conmueve, que me ilustra, que me moraliza, que hace hervir mi alma bajo la inmensa idea del hombre.

No es el arte, no es la arquitectura, no es la forma, no es la magnitud lo que nos llama en ese monumento emblemático; es la religion, el misterio, el espíritu. Aquello es un arco; esto es una plegaria. Aquello es un trofeo; esto es un enigma. Allí admiro el orgullo de un hombre. Aquí venero el arcano de una esperanza.

, le venero; y el que quiera saber cuán poderoso es el genio artístico embelleciendo la historia social, un genio embelleciendo á otro genio, un siglo embelleciendo á otro siglo, la humanidad embelleciendo al hombre: el que quiera saber de qué modo una piedra halla el camino de nuestro corazon, que venga y contemple este arco.

Autorizó, pues, a la señora de Aymaret para que indicase al marqués cómo ella, Beatriz, deseaba su matrimonio, pidiéndole únicamente a su amiga que en lo sucesivo nunca le hablase de Pedro, ni jamás le advirtiera, si debía partir, la época de su viaje. Antes te quería le dijo con sencillez la vizcondesa , ¡ahora te venero!

, señora respondió el barón . La admiro y la venero; es decir, la música profunda, sabia, seria; la música filosófica, como la han entendido Haydn, Mozart y Beethoven. ¿Qué está diciendo? preguntó el general a Rafael, que se había acercado para saludar a Rita ¡Música seria y sabia! ¡La filosofía del taralá! ¿Cómo pueden decirse tamaños desatinos delante de gentes sensatas?

Palabra del Dia

rigoleto

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