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Actualizado: 21 de junio de 2025
EL FRAILE. ¡Miserable!... ¡renegado!... ¡descreído! EL GITANO. Además, usted hace un honrado comercio con esas buenas gentes, porque les vende un poco demasiado caro sus bendiciones y sus exorcismos, que, aquí entre nosotros, no hacen la seda más fina ni el acero más flexible. EL FRAILE. ¡Hijo de Satanás! ¡infame condenado!
Luego que las cosas pasan á ser industria pública; luego que de la oficina en que se crean pasan á la oficina que se venden, ¿qué excelencia puede alegar el que vende instrumentos de matemáticas sobre el que vende azumbres de vino?
Sería un nuevo triunfo para usted decía el célebre autor adorado de las mujeres; ¿acaso no le gusta á usted el tipo de Margarita tanto ó más que el de Frétillon? ¡No, señor, al contrario! ¿Cómo? ¿por qué? Muy sencillo: porque Frétillon se da, y Margarita Gautier se vende...
A los cuatro meses justos publica una composición en cierta revista literaria; a los quince días otra, a los quince días otra, y así sucesivamente sigue zumbando periódicamente durante dos años. Al fin se decide a coleccionar sus poesías en un tomo. El papá vende una finca y le remite dinero.
Las siguientes palabras de Víctor Hugo parecen escritas en la Pampa: «No podría combatir a pie; no hace sino una sola persona con su caballo. Vive a caballo; trata, compra y vende a caballo; bebe, come, duerme y sueña a caballo.» Salen, pues, los varones sin saber fijamente adónde.
Ahora, que estoy marcada y esclavizada, me abandona, y me vende, y me asesina. ¡Feliz principio quiere dar a sus misiones, predicaciones y triunfos evangélicos! ¡No será! ¡Vive Dios que no será! Este arranque de ira y de amoroso despecho aturdió al padre vicario. Pepita se había puesto de pie. Su ademán, su gesto tenían una animación trágica.
Muy señor mío: Su artículo sobre las elecciones, publicado en El Sol del día 13, contiene varias inexactitudes que me apresuro a rectificar. Dice usted que los votos constituyen en España una gran industria. ¡Ay, señor Camba! Como tantas otras, esta industria ha venido aquí considerablemente a menos. La concurrencia es terrible. Hay quien vende su voto por dos duros.
Eso demuestra, que siendo exorbitantes las rentas reales, siendo parca nuestra mesa y pocos nuestros trenes y nuestros vestidos, las rentas reales son robadas. ¡Robadas, robadas! esto es demasiado grave. Yo no creo que un caballero tal como el duque... ¿Si te doy una prueba de que el duque vende los oficios miserablemente?...
Torné la espada y volví a la primera habitación. ¿Quién había echado el puente? ¿Habrían sido mis amigos? En tal caso todo iría bien. Mi mirada se dirigió a los revólvers y tomando uno de ellos me dirigí a la puerta de la escalera y escuché. Necesitaba también unos momentos de descanso. Rasgué la manga de mi camisa y con ella me vendé el brazo lo mejor posible.
¡Y me vende! ¡Te vende! ¡te vende!... En fin, no hablemos de eso... ya has dicho que no quieres mis filosofías. Ello es, que si armas arriba una escena de honor ultrajado, en seguida hay otra de entierro. ¡Hombre dices las cosas de un modo!... La verdad. Un drama completo.
Palabra del Dia
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