Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de mayo de 2025
13 Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual lo veas; su extremidad solamente has visto, que no lo has visto todo; y desde allí me lo maldecirás. 16 Y el SE
-Por lo menos quiero, Sancho, y porque es menester ansí, quiero, digo, que me veas en cueros, y hacer una o dos docenas de locuras, que las haré en menos de media hora, porque, habiéndolas tú visto por tus ojos, puedas jurar a tu salvo en las demás que quisieres añadir; y asegúrote que no dirás tú tantas cuantas yo pienso hacer.
Cuando tú veas fulgurar mi espada en el solemne y loco desafío. Que así cubra mi frente la victoria como sobre la arena me desangre, ¡Si triunfo, para tí toda mi gloria! ¡Si caigo, para tí toda mi sangre! Yo he abierto mi puerta al mendigo y le he dado el dinero que tengo. El pobre es mi padre y mi amigo, y es pobre el hogar de que vengo.
A ti te manejo yo a mi modo y sé que mientras peor se te trate, más rabiosa te pones... Y para que veas, hija, hasta dónde llevo mi condescendencia...» añadió sacando de debajo del manto un objeto...
Y también me calzaré las manos con eso que llaman guantes, que no pienso quitarme nunca como no sea sino para tomar el pulso.... Tendré un bastón con una porra dorada y me vestiré... eso sí, en mis carnes no se pone sino paño fino... ¡Córcholis! Te vas a reír cuando me veas.
El banderillero salió cabizbajo de esta entrevista y se fue en busca del maestro, encontrándolo a la puerta de los Cuarenta y cinco. Juan, he visto a tu mujer. Aqueyo está cada vez peor. Veas de amansarla, de ponerte bien. ¡Mardita sea! ¡Así acabe una enfermeá con ella, contigo y con mí mesmo!
La jardinera pasó un día al palacio del arzobispo, pero don Sebastián estaba con el arrechucho y no quiso recibirla, envíandola dos pesetas con un familiar. No son malos decía la jardinera, entregando sus colectas a la pobre madre , pero cada uno vive para él, y el prójimo que se arregle. Nadie parte ya el manto con nadie.... Toma esto y veas cómo sales del paso.
Si no, haz una cosa, Sancho, por mi vida, porque te desengañes y veas ser verdad lo que te digo: sube en tu asno y síguelos bonitamente, y verás cómo, en alejándose de aquí algún poco, se vuelven en su ser primero, y, dejando de ser carneros, son hombres hechos y derechos, como yo te los pinté primero... Pero no vayas agora, que he menester tu favor y ayuda; llégate a mí y mira cuántas muelas y dientes me faltan, que me parece que no me ha quedado ninguno en la boca.
Sin embargo, si la muerte se encierra en esta taza, te pido que lo reflexiones antes de que me veas beberla. Mira: ya la he llevado á los labios. Bebe, pues, replicó el médico con el mismo aire de sosiego y frialdad de antes. ¿Tan poco me conoces, Ester? ¿Podrían ser mis propósitos tan vanos?
Te doy cuatro en casa si me ayudas a buscar por el monte al señorito y le dices, en cuanto lo veas, lo que me dijiste a mí, ¿entiendes? Que el capellán está con la señora encerrado en la capilla y que te echaron de allí para quedar solos.
Palabra del Dia
Otros Mirando