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Pues siendo esto asi, y teniendo V. Mgd. tan preciosa necesidad de hazer guerra á los enemigos de la , y apercibirnos para ella, bien se vee quan mal aparejo es para las armas el uso tan ordinario de las comedias que aora se representan en España.

Y, puesto que el principal intento de semejantes libros sea el deleitar, no yo cómo puedan conseguirle, yendo llenos de tantos y tan desaforados disparates; que el deleite que en el alma se concibe ha de ser de la hermosura y concordancia que vee o contempla en las cosas que la vista o la imaginación le ponen delante; y toda cosa que tiene en fealdad y descompostura no nos puede causar contento alguno.

Pasábamos por las plazas do se vendía pan y otras provisiones. Yo pensaba y aun deseaba que allí me quería cargar de lo que se vendía, porque ésta era propria hora cuando se suele proveer de lo necesario; mas muy a tendido paso pasaba por estas cosas. "Por ventura no lo vee aquí a su contento -decía yo- y querrá que lo compremos en otro cabo." Desta manera anduvimos hasta que dio las once.

CAPACHO. ¿Luego no vee la doncella herodiana el señor furrier? FURRIER. ¿Qué diablos de doncella tengo de ver? CAPACHO. Basta: de ex illis es. GOBERNADOR. De ex illis es, de ex illis es. JUAN. De ellos es, de ellos, el señor furrier; de ellos es. FURRIER. Por Dios vivo, que si echo mano a la espada, que los haga salir por las ventanas, que no por la puerta. CAPACHO. Basta, de ex illis es.

Pero los deseos de aquella gente no se estienden a más que al dinero, y desto jamás se vee harta su codicia; lo cual entonces llegó a tanto, que aun hasta los vestidos de cautivos nos quitaran si de algún provecho les fueran.

Dio ocasión la historia de la fregona ilustre a que los poetas del dorado Tajo ejercitasen sus plumas en solenizar y en alabar la sin par hermosura de Costanza, la cual aún vive en compañía de su buen mozo de mesón, y Carriazo ni más ni menos, con tres hijos, que sin tomar el estillo del padre ni acordarse si hay almadrabas en el mundo, hoy están todos estudiando en Salamanca; y su padre, apenas vee algún asno de aguador, cuando se le representa y viene a la memoria el que tuvo en Toledo, y teme que cuando menos se cate ha de remanecer en alguna sátira elDaca la cola, Asturiano! ¡Asturiano, daca la cola!"

-De ese parecer estoy yo -replicó el caminante-; pero una cosa, entre otras muchas, me parece muy mal de los caballeros andantes, y es que, cuando se ven en ocasión de acometer una grande y peligrosa aventura, en que se vee manifiesto peligro de perder la vida, nunca en aquel instante de acometella se acuerdan de encomendarse a Dios, como cada cristiano está obligado a hacer en peligros semejantes; antes, se encomiendan a sus damas, con tanta gana y devoción como si ellas fueran su Dios: cosa que me parece que huele algo a gentilidad.

-Así es -dijo Sancho-, pero tiene el miedo muchos ojos y vee las cosas debajo de tierra, cuanto más encima en el cielo; puesto que, por buen discurso, bien se puede entender que hay poco de aquí al día.

Tomé de mis alhajas las que pude y las que me parecieron más necesarias, y entre ellas saqué estos naipes y a este tiempo descubrió los que se han dicho, que en el cuello traía , con los cuales he ganado mi vida por los mesones y ventas que hay desde Madrid aquí, jugando a la veintiuna; y aunque vuesa merced los vee tan astrosos y maltratados, usan de una maravillosa virtud con quien los entiende, que no alzará que no quede un as debajo; y si vuesa merced es versado en este juego, verá cuánta ventaja lleva el que sabe que tiene cierto un as a la primera carta, que le puede servir de un punto y de once; que con esta ventaja, siendo la veintiuna envidada, el dinero se queda en casa.

Dios lo haga, y lo encamine como vee que lo han menester sus hijos.