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Actualizado: 30 de junio de 2025


Y entre los tres cargaron con doña Clara, que estaba sin sentido. Después de algunos minutos doña Clara estaba recibida en una casa que se abrió al nombre del tribunal del Santo Oficio, pronunciado por el padre Aliaga. A aquel nombre no había puerta que no se abriera en aquellos tiempos en España. Y ninguna persona más competente para usar de él que el inquisidor general.

Siguió protestando contra la injusticia de los hombres, contra el tribunal, que tenía por servidores á pillos y embusteros como Pimentó. Alteróse el tribunal; las siete acequias se encresparon. ¡Cuatre sòus de multa! dijo el presidente. ¡Cuatro sueldos de multa!

«Bien fusilada está afirmaba interiormente su autoritarismo de hombre enérgico acostumbrado á mandar hombres . ¿Qué hubieses hecho al formar parte del tribunal que la condenó?... Lo mismo que los otros. ¡Piensa en los que han muerto por ella!... ¡Recuerda lo que dice Tòni

¿Por qué no quiere entonces prestar juramento? Ella le miró y no respondió. ¿Acaso pertenece usted a alguna secta que prohíbe prestar juramento?... Dígalo francamente, sin temor. El tribunal tomará en consideración sus explicaciones. No. ¿Cómo que no? ¿No pertenece usted a ninguna secta? No.

Habiéndose recibido en el año anterior la Bula del papa Sixto IV para establecer en España el Tribunal de la Inquisicion, el obispo D. fray Alonso que deseaba ardientemente verlo instituido en Córdoba, por el sumo cuidado en que le tenian los conversos, que á título de cristianos gozaban de dignidades, beneficios y empleos con el poder consiguiente á estas categorias, de importancia en aquellos tiempos, instó mucho á los reyes para conseguirlo, y en 1482 ya estaba establecido y formado.

Si el niño muere después de recibir el agua, se le coloca en una bandeja, se le rodea de flores y en vez de lágrimas hay la fiesta del diariuhan. Si en el hogar nacen un sinnúmero de fiestas no nacen menos en un Tribunal.

Atado enviome a ese barbero el Santo Tribunal, por su mandato de ir a demandarle perdón de mi culpa; y el que perdón humilde pide, al tanto se está de la reprensión que le endilguen, y no puede hacer otra cosa que sufrirla, y sufrirla con paciencia, si el acto de humildad que se le manda ha de ser provechoso para su alma.

Estando en traje de penitente, se le leyó su sentencia, abjuró de levi y advertida y reprendida y conminada, fue condenada en quinientas libras y en destierro de esta Ciudad por dos años, el uno preciso y el otro a arbitrio del Tribunal, con confinación en la Isla, pena de doscientos azotes.

Debia hacerse la proclamacion en la torre del Homenage como era costumbre; pero por haber puesto el Tribunal de la Inquisicion dosel en el Campo Santo, contra el uso de ponerlo en las funciones celebradas con aparato de real representacion, tuvo lugar aquel acto en la Plaza de la Corredera. Este suceso pareció tan mal en la corte, que el inquisidor fué desterrado de los dominios de España.

Bajo la revolucion, Palacio de la Igualdad. Despues de la revolucion de Febrero, Palacio Nacional. Ultimamente, Palacio Real. Ha servido de alcázar, de tribunado, de Bolsa, de tribunal de comercio, y actualmente de Palacio y bazar. Vamos al Luxemburgo, cuya historia es más breve todavía, aunque no menos curiosa y picante.

Palabra del Dia

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