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Actualizado: 26 de junio de 2025
Alteróse el rostro de la vizcondesa, que interrogó a Beatriz con mirada inquieta. Sí, pero me parece que ni pensarás siquiera... díjole con emoción a la huérfana su seductora amiga.
Yo fui por el vino, con el cual no tardé en despachar la longaniza, y cuando vine hallé al pecador del ciego que tenía entre dos rebanadas apretado el nabo, al cual aún no había conocido por no lo haber tentado con la mano. Como tomase las rebanadas y mordiese en ellas pensando también llevar parte de la longaniza, hallóse en frío con el frío nabo. Alteróse y dijo: "¿Qué es esto, Lazarillo?"
Siguió protestando contra la injusticia de los hombres, contra el tribunal, que tenía por servidores á pillos y embusteros como Pimentó. Alteróse el tribunal; las siete acequias se encresparon. ¡Cuatre sòus de multa! dijo el presidente. ¡Cuatro sueldos de multa!
Supo el Emperador Miguel á 22, de Abril como el César Roger venia, porque Azan su cuñado se lo hizo saber. Alteróse extrañamente Miguel de esta venida, y con un caballero de su casa le envió á preguntar, una jornada antes que llegase, si el Emperador su padre se lo habia mandado ó el movido de su sola voluntad.
La vanguarda del campo del infante donde iba Berenguer de Entenza, porque salió mas temprano de lo que acostumbraba alcanzó la retaguarda de Rocafort. Alteróse su retaguarda, y vueltas las caras viéndose tan cérca los de Berenguer, juzgaron que venian á romper con ellos: tocóse arma con grande confusion, y la vanguarda del uno con la retaguarde el otro se encontraron.
Como tomase las rebanadas y mordiese en ellas, pensando también llevar parte de la longaniza, hallóse en frío con el frío nabo. Alteróse y dijo: "¿Qué es esto, Lazarillo?" "¡Lacerado de mí!, dije yo. ¿Si queréis a mí echar algo? ¿Yo no vengo de traer el vino? Alguno estaba ahí y por burlar haría esto." "No, no, dijo él, que yo no he dejado el asador de la mano, no es posible."
Y a estotra parte estaba el estrado de las señoras, sobre una estera de esparto, de retorno del ivierno pasado; tan remendados todos y todas, que parece que les habían cortado de vestir de jaspes de los muladares. Y entrando don Cleofás y su compañero y diciendo una pobra, fué todo uno. «Ya viene el Diablo Cojuelo», alteróse don Cleofás y dijo a su camarada: Juro a Dios que nos han conocido.
Palabra del Dia
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