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Actualizado: 28 de junio de 2025
Y más adelante añadía, describiendo el concurso de personajes ilustres que habían acudido al palacio de Villamelón en aquellos momentos críticos: «Con gran asombro de todos, llegó también presuroso el señor marqués de Butrón, trayendo blanca por completo su poblada barba, negra de ordinario, como las alas del cuervo.
Al cabo de una semana, el 7 de Mayo, llegó de Manila el cañonero americano Mac-Cullock, trayendo la noticia de la victoria del Almirante Dewey sobre la escuadra española, pero no traía órden de llevarme á Manila y á las nueve de la noche tuve con el mismo Cónsul, á su invitación, una segunda conferencia.
Oyense á lo lejos los pasos del cardenal Wolsey; desaparece la visión y Enrique despierta, guardando en su pecho la afición hacia el sér seductor, que ha desaparecido. Acércase á él Wolsey, trayendo una carta del papa León X, y un libro nuevo de Lutero.
La tía María hizo un lío de ropa que el pescador había sacado, y este volvió trayendo del diestro la bestia. Entre todos colocaron encima a la enferma, la que, siguiendo amodorrada con la calentura, no opuso resistencia.
Por mí... murmuró Amparo. Ana se acercaba también, trayendo una servilleta anudada, que desató y tendió sobre el brocal del pozo. Reducíase la merienda a unos pastelillos de dulce y una botella de moscatel, regalo de Baltasar.
Hasta lo echaba en la sopa. D.ª Tula, con empalagosa solicitud, se lo advertía. ¡Don Oscar! ¡don Oscar! Déjeme usted, doña Tula. Atienda usted a su estómago, y no se meta en el de los demás respondía con su voz formidable el enano, trayendo hacia si la vinagrera. En cambio, D.ª Tula abusaba fuertemente del azúcar.
Tanto sacrificio no podía quedar sin recompensa. El dios de los periodistas estaba satisfecho de Abraham-Ben Zayb. Casi al mismo tiempo vino el angel gacetillero trayendo el cordero bajo la forma de un asalto, cometido en una quinta á orillas del Pasig, en donde ciertos frailes pasaban la época del calor. ¡Aquella era la ocasion y Abraham-Ben Zayb alabó á su dios!
Sus preocupaciones tenían por lo ingenuas algo de sagradas, y libre de toda mira interesada, venía a nueva existencia, trayendo para examinarla, aunque con el espíritu de otros siglos, la más recta imparcialidad.
El vendimiador es un muchacho visto de frente andando, sonriente, trayendo un racimo de uvas en la mano derecha y en la izquierda un cuchillo: tiene junto a sí un cesto lleno de uvas y la figura, de tamaño algo menor que el natural y cortada por bajo de la cintura, destaca sobre un trozo de paisaje sombrío.
¡Parece mentira que se atreva Vd. a hablar así trayendo el mensaje que acabo de oír! ¡Y aún tienen ustedes valor para acusarme! Este es el fruto que han dado el infame ateismo de mi hermano y la punible tolerancia de mi padre. Vea Vd. cuán fundados eran mis temores. Ni siquiera ha tenido valor para venir él mismo.
Palabra del Dia
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