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Actualizado: 12 de octubre de 2025


Es indudable: se necesita nacer con un organismo musical para distinguir en los tintes del estilo las obras de los poetas clásicos del sonido. ¡Con qué solemne majestad traducía a Beethoven! ¡Qué ligereza elegante y delicada adquiría su mano para bordar sobre el teclado uno de esos tejidos aéreos de Mozart, tan tenues como los hilos invisibles con que dirigía su carro la reina Mah!

Cierto que hay en él algo que huele a podrido y esparce por todas partes su mal olor, a la manera que las emanaciones de una pequeña charca se extienden e inficcionan toda una hermosa campiña y tiñen la vegetación salubre con los mismos desconsoladores tintes de la enferma.

La inmovilidad de todo, el silencio que reinaba y el brillo luminoso de los últimos tintes de aquella puesta de sol de invierno, comunicaban cierta melancolía a los grises montes toscanos cubiertos de olivos.

Un hábil tintorero estaba en su laboratorio ocupado en las tareas de su profesion. Acertó á entrar un observador minucioso, razonador muy analítico, y entabló desde luego discusion sobre los tintes y sus efectos, proponiéndose nada ménos que convencer al tintorero, de que iba á echar á perder las preciosas telas á que se aplicarian sus composiciones.

El colorido de los semblantes, el de las ropas y el de la decoración se armonizaba y fundía en un tono general de madera y tierra, tono a la vez crudo y apagado, combinación del castaño mate de la hoja, del amarillo sucio de la vena, del dudoso matiz de los serones de esparto, de la problemática blancura de las enyesadas paredes, y de los tintes sordos, mortecinos al par que discordantes, de los pañuelos de cotonía, las sayas de percal, los casacos de paño, los mantones de lana y los paraguas de algodón.

El pueblo que habita estas extensas comarcas se compone de dos razas diversas, que, mezclándose, forman medios tintes imperceptibles, españoles e indígenas. En las campañas de Córdoba y San Luis predomina la raza española pura, y es común encontrar en los campos, pastoreando ovejas, muchachas tan blancas, tan rosadas y hermosas como querrían serlo las elegantes de una capital.

El estado de agitación apasionada en que se hallaba la madre había servido para transmitir á la criaturita por nacer los rayos de su vida moral; y por claros y puros que fueran primitivamente, habían adquirido ciertos tintes ya vivos y brillantes, ya intensos y sombríos.

Hemos hablado de la belleza singular de Perla, belleza de tintes vivos y profundos, de tez brillante, ojos que poseían á la vez fulgor é intensidad meditativa, y un cabello de color castaño, lustroso, suave, y que más tarde serían casi negros. Toda ella era fuego y parecía el fruto de un momento de pasión impremeditada.

Somos tan torpes, que al ver una oveja no pensamos que en ella están nuestros gabanes. ¿Y quién ha de decir que las chambras y enaguas han salido de un árbol? ¡Toma, el algodón! ¿Pues y los tintes? El carmín ha sido un bichito, y el negro una naranja agria, y los verdes y azules carbón de piedra.

Y estos no tienen místicos perfumes Del balsámico aliento del Señor, Ni del artista los ligeros tintes, Ni el trazo fuerte del pensar creador. Son el aroma de las flores secas, Ecos errantes de cancion fugaz, Gotas amargas á la vez que dulces Con que el destino humedeció mi faz.

Palabra del Dia

limadas

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