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Actualizado: 17 de julio de 2025


Uno de sus temas era este: «Conviene que todo el mundo coma... porque el hambre y la pobretería son lo que más estorba la acción de los gobiernos, lo que da calor a las revoluciones, manteniendo a la nación en la intranquilidad y el desbarajuste». Este socialismo sin libertad, combinado con el absolutismo sin religión, formaba en la cabeza de aquel buen hombre un revoltijo de mil demonios.

MANRIQUE. Es verdad, pero no temas, estoy a tu lado... LEONOR. ¿No oyes estruendo de armas? MANRIQUE. , confusamente se percibe. LEONOR. ¿Si vienen en nuestra busca? MANRIQUE. No puede ser. LEONOR. Pero esos hombres que se acercan... he distinguido los penachos. MANRIQUE. No temas. LEONOR. ¿Qué van a hacer contigo? Huye, huye por Dios. MANRIQUE. Si fueran mis soldados...

El ambiente de amables alegrías se había modificado gradualmente en la estancia de Astul hasta ofrecer a ratos el aspecto de una casa de duelo. Ricardo, Lorenzo y Melchor paseaban como con desgano; se aislaban, acaso sin determinarlo deliberadamente y cuando conversaban lo hacían sobre temas indiferentes o fríos.

Con grande acompañamiento volvió Lope a la ciudad, donde contó a Temas lo sucedido.

Comprendía el trabajo que a Gloria le costaba esto, porque todos los días venía el billete en papel distinto, en lo blanco de otra carta, en los temas de francés de las niñas; hasta en el dorso de un figurín me tiene escrito. Lo que a no, se le ocurrió a ella: buscar la intervención del conde del Padul.

Por de contado, estas intimidades sólo tenían lugar a espaldas de doña Lupe y muy lejos de doña Casta, pues ni una ni otra habrían consentido que tales temas se trajesen a las honestas y decorosas conversaciones de aquella casa. Enlazadas por la cintura, brazo con brazo, estuvieron un rato las dos mujeres sin decirse nada, comiéndose las yemas y mirando a la calle. De pronto se echó a reír Aurora.

Uno de los temas de la conversación más frecuente entre los dos amigos, era la certidumbre de esa salvación: Silas confesaba que no podía llegar nunca más que una mezcla de esperanza y de temor, y escuchaba a William con una admiración llena de deseo, cuando éste declaraba que había tenido siempre la convicción inquebrantable de su salvación, desde que en la época de su conversación, había soñado que las palabras «llamado y sin duda elegido» se presentaban ante sus ojos sobre una página blanca de la Biblia abierta.

Ya está hecho lo principal; de modo que ahora, con una vida ejemplar consagrada enteramente á la oración, su alma se purificará por completo. No temas, niña añadió, volviéndose del lado en que estaba Clara; no temas, que no volverás á caer, y si saliste del pantano del mundo, ha sido para continuar pura y sin mancha lejos de él.

¡Y cuando el «Nene» resulta un hombre del alto de esa puerta, y con varios nenes de verdad a la cola! ¿Y lo del modelo? ¡Cuánto disparate!... Pues esos disparates fueron el tema de conversación durante toda la reunión, siendo de advertir que los más eruditos mantenedores fueron los caballeros... y esto es lo común... tratar temas de esa clase... o jugar un «pocarcito»...

No temas, yo no diré a nadie que soy tu madre, me contentaré con decírmelo a propia, y en vanagloriarme interiormente. ¿Estás contento? LOS MISMOS y RUIZ MANRIQUE. Ahí está. AZUCENA. ¿Esperabas a ese hombre? MANRIQUE. , madre. AZUCENA. No temas, no me verá. RUIZ. ¿Estáis pronto? MANRIQUE. ¿Eres , Ruiz? RUIZ. El mismo; todo está preparado. MANRIQUE. Marchemos.

Palabra del Dia

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