Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de junio de 2025


Al cabo de un cuarto de hora de pasear por aquel inmenso y sucio camaranchón, apareció un mozo con el rostro embadurnado también de carbón, empuñando una campana de bronce que hizo sonar con fuerza; y encarándose al propio tiempo con nuestro joven, gritó reciamente: ¡Viajeros al tren! Oye, Perico gritó el expendedor desde la taquilla. ¿Quién te ha mandado dar la señal?

Era una pieza lujosa y artísticamente decorada; las paredes forradas con cortinas de raso azul oscuro, prendidas al techo por anillos que corrían por una barra de bronce; sillas y butacas de diversas formas y gustos; una mesa-escritorio de nogal con adornos de hierro forjado; al lado una taquilla con algunos libros, hasta dos docenas aproximadamente.

Después se separaron, pues los pobres no tienen tiempo que perder. La vieja los vió llegar puntualmente. Llevaba la viuda un vestidito negro adquirido en un bazar; el niño iba con su mejor ropa y peinado como un paje. Al ver que la obrera intentaba ir hacia la taquilla, la vieja se opuso. ¿Qué es eso?... Aquí pago yo. Me aprecian mucho; soy como de la casa.

Me disgusté con la señora que vende en la taquilla por si una moneda era buena ó falsa; discutí también con el que recoge las entradas porque acudió en su defensa.... Dentro, en la sala, la misma mala suerte. Mis vecinos de fila se quejaron, diciendo que había entrado con demasiada violencia. Mala voluntad de su parte, pues á no me gusta molestar á nadie.

Como una irónica respuesta, el espejo de la chimenea le envió la imagen de su cráneo calvo y de sus patillas canosas, y el notario exclamó con cómico furor encogiéndose de hombros: Pardiez, lo que tiene son veinte años menos. ¡Oh! la juventud, la juventud... Ahogando un gran suspiro, cogió de la taquilla una carta de sello británico y la leyó moviendo la cabeza. ¡Pobre muchacha! exclamó.

Había pedido á la mujer de la taquilla un periódico, y empezó á examinarlo con precipitación, empinándose sobre la punta de los pies para recibir mejor la luz de una lámpara pendiente del techo. Al mismo tiempo hablaba entre dientes. Veamos.... Esta estúpida historia de la alsaciana deben darla en alguna parte. Un mal film de ocasión, hecho de recortes.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando