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Actualizado: 16 de septiembre de 2025
En algunos pueblos del interior se ha introducido ademas el tamarindo. Estas producciones agrícolas, sirven para el consumo de la misma provincia, esceptuando solamente la coca, el tabaco, el café, el arroz y las bananas de que se hacen orejones; frutos con que los indios efectuan sus trueques por mercancias estrangeras. Comercio.
Si optas por la pesca, el río te brinda con anguilas, truchas y hasta exquisitos salmones. ¿Eres herborizador? Trepemos al monte de Caldas, y encontrarás plantas de todos los climas, inclusos el té y el tabaco. ¿Quieres flores?
Cuando en los escaños de un Cuerpo colegislador se masca tabaco, se colocan los pies más altos que la cabeza, y cada senador se entretiene con un cuchillito y un tarugo de madera en llenar el suelo de virutas, no es de extrañar que se digan y se aplaudan las mayores ferocidades, como si oradores y oyentes estuviesen tomados del vino.
La maestra del partido estaba ya a su lado, entregándole con solicitud el tabaco, acomodando los chismes, explicándole detenidamente cómo había de arreglarse para empezar. Y Amparo, en un arranque de orgullo, atajaba a las explicaciones con un «ya sé cómo» que la hizo blanco de miradas.
No habrá aguador ni carbonero que no le pida la lumbre, y le detenga en la calle, y le manosee y empuerque su tabaco, y se le vuelva apagado. ¿Tiene usted criados?
Le habían cogido dos barcas cargadas de tabaco. «Pero no divaguemos: al grano. Ya sabes que soy un hombre práctico, un verdadero inglés, enemigo de perder el tiempo.»
Muchos señores viejos movían la cabeza con aire protector, reconociendo que Luis hacía falta en otra parte, que era lástima que sus palabras se perdiesen en aquella atmósfera de humo de tabaco, y que a la primera ocasión habría que satisfacer su gusto, para que España entera escuchase desde la tribuna aquella critica tan chispeante y justa.
El camino que llevaba a la plantación de tabaco del viejo, partía de una heredad de los Ohandos y pasaba por un foso de la Ciudadela. Abriendo una puerta vieja y carcomida que había en este foso, por unos escalones cubiertos de musgo, se llegaba al rincón de Tellagorri.
Sobre una mesa de mármol brillaba entre humo espeso de tabaco, como una estrella detrás de niebla, la llama de una bujía que servía para dar lumbre a los cigarros.
Rumalda dijo Tablas mirando a la cojuela que acababa de subir después de cerrada la tienda ; baja y tráeme tabaco. Romualda bajó, y sus pasos lentos y fatigados resonaron por largo rato en la escalera. Después Tablas siguió enumerando muertos y enfermos, y volvió a limpiarse el sudor. El calor era sofocante.
Palabra del Dia
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