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Actualizado: 7 de junio de 2025


Otras veces, sus ojos se encontraron con los del médico, y en una ocasión hasta creyó ver las patillas canosas y los ojos color de aceite de su amigo Pablo Valls. «¡Ilusión! ¡Locura!», pensaba al sumirse de nuevo en su inconsciencia.

Para elevarse al concepto y la emoción del bosque, o alongarse de él y tomarlo en conjunto, o sumirse dentro de él; en las lindes y a corto trecho, los árboles estorban ver el bosque. Para ascender al concepto y la emoción de la vida, o situarse en el punto de vista de Sirio, como hace el filósofo, o zambullirse, con todas las potencias, en los dramas individuales.

A los treinta años se vió general de brigada, sin haber tropezado con grandes obstáculos. Su astucia de campesino le hizo saltar oportunamente de un grupo á otro en las contiendas civiles que surgieron al final de la revolución, adivinando quién iba á triunfar y quién iba á sumirse para siempre en la desgracia y el olvido. Su primer jefe y maestro fué Pancho Villa.

Y esta mujer, o si se quiere este hermosísimo aunque terrible fantasma de mi mente, se interponía entre ella y lo infinito en que su raíz estriba, y no me dejaba llegar hasta él, reteniéndome cautivo y arrancando a mi espíritu las alas con que anhelaba volar tan alto y el ímpetu vigoroso con que pensaba sumirse en el abismo del ser y hacerse superior a todo lo creado y contingente al penetrar en dicho abismo.

En nuestro país hay mucho desabrimiento, muchísimo mal humor, y un disgusto enorme. Y no hay que rastrear demasiado, ni que sumirse en oscuras profundidades para desentrañar la causa. La causa es que donde no hay harina, todo es mohína. El mal, fundamento de todos los males, es entre nosotros la escasez de dinero, o para valernos de término más comprensivo, la penuria o la inopia.

Luego la abstraccion no es completa; pues en la imaginacion hay todavía una cosa muy determinada, que son las líneas que constituyen el límite. Borrad estos límites, y la imaginacion se dilata; y á medida que los límites se retiran, ella se dilata mas, hasta sumirse en una especie de abismo tenebroso, sin fin, como nos imaginamos mas allá del universo.

Rosalindo bebía cada vez más, viendo en el alcohol un medio seguro de sumirse en el sueño y evitar tales visiones; pero contra su opinión, las visitas de la difunta se hacían más largas así como él aumentaba su embriaguez. Algunas veces, hasta en pleno sol, cuando trabajaba en el arranque de las rocas de salitre, la difunta surgía frente á él durante sus minutos de descanso.

Los peces voladores saltaban por enjambres, se abrían en grandes abanicos de plata y rosa, volando lejos, muy lejos, en vistoso chisporroteo, arando la superficie con el arañazo de sus colas, hasta que, fatigados, volvían a sumirse en la profundidad. Cuando la proa quedaba dormida por algunos minutos, el buque parecía inmóvil, clavado en el mismo sitio.

Y como banda de fantasmas, encorvados sobre sus caballos pequeños, nerviosos, finos, que parecían volar con las patas rectas, arrojando humo por las narices, Rafael veía pasar al pueblo valenciano, a los moros, vencidos y debilitados por la abundancia del suelo, huyendo al través de los jardines, empujados por los invasores brutales e incultos para ir a sumirse en la eterna noche de la barbarie africana.

Todavía estaba en la mesa, en el mismo lugar en que Olga la apagó para sumirse en la noche eterna. El recipiente de vidrio estaba todavía lleno de petróleo; su dueño se había dado prisa para entregarse al descanso. Con precaución, levantó el tubo para encender la mecha; la llama, atenuada por la pantalla, iluminó con un resplandor apacible y suave el espacio silencioso.

Palabra del Dia

rigoleto

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