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Actualizado: 25 de julio de 2025


¡Desgraciado niño! gimió la señora de Freneuse poniendo sus temblorosas manos sobre la cabeza de su hijo... ¡Un suicidio!... ¡Oh! no, madre mía; hubiera sido inútil. Desde el primer día mis compañeros me tomaron odio. Me llamaban aristócrata y niño mimado. Hay una jerarquía hasta entre esa gente abyecta, y los más infames son los más respetados.

El padre murió hace muchos años; la viuda, joven todavía, fue causa del suicidio de... de una persona cuya muerte pasó como causada por un accidente; un hombre casado; hay una hija suya que es extraordinaria... Este señor y la viuda de Aliaga eran amigos desde la infancia; creo que habían sido novios y cuestiones de familia deshicieron el compromiso.

Otra mujer, una mujer en todo distinta de la Condesa, había seducido a Luis d'Arda: éste había tratado de resistir, persuadido de que cometería una infamia traicionando a la jovencita, dándole el ejemplo del mal, él, a quien no sólo el deber sino también el interés, aconsejaban seguir por el recto camino que al principio se había trazado; pero la tentación lo había vencido. ¿Qué se debía pensar de la sospecha de la Condesa, de que él mismo se había dado la muerte? ¿Que su alma elevada atribuía al esposo la decisión de castigarse, ya que había sido incapaz de evitar el error? ¿O más bien la imaginación romántica de la joven veía un suicidio donde no había más que un desgraciado accidente?

No , pero a papá le pasa algo; te digo que nunca le he visto así, tan duro en negarme, tan inflexible. Me dejó salir del despacho, sin hacer caso de mi amenaza de suicidio; creía yo que me llamaría luego, y bajando la escalera, me decía: de seguro que ahora me llama y me da los cincuenta mil nacionales. ¡Que si quieres!

En el público las opiniones continuaban dividiéndose: Si la Condesa, perdido su amor por Zakunine, había esperado, sin embargo, permanecer con él, respetada y protegida, el tener que renunciar a esa última ilusión podía haber colmado la medida y determinado el suicidio.

Todo hombre de origen español desaparecería de la Isla más pronto que desaparecieron los indios cuando se apoderaron de la Isla los españoles. ¿Pero qué mal, qué daño, qué terribles ofensas hemos hecho los españoles de la Península á los españoles de Cuba, para que á ser unos con nosotros prefieran algo á modo de suicidio colectivo? Nada prueba menos que el exceso de prueba. Figurémonos que el Sr.

Pero esto no impedía al magistrado comprender que debía considerar el otro aspecto del problema y profundizar los argumentos aducidos por Vérod contra la hipótesis del suicidio.

Era el amor de un padre satisfecho de su hija. Dejé de pensar en la muerte. Me detuve en el camino del suicidio. Dejé de concurrir a los lupanares. Arreglé mi vida. Causé una dolorosa sorpresa en mis administradores, anunciándoles que iba a dedicarme al cuidado de mis intereses. Hice todo esto bajo la influencia de este pensamiento: He adoptado a un ser a quien debo procurar hacer feliz.

¿Y qué menos podía hacer el desgraciado Rubín que descargar contra el orden social y los poderes históricos la horrible angustia que llenaba su alma? Porque estaba perdido, y la cruel negativa de su tía le puso en el caso de escoger entre la deshonra y el suicidio.

Debe de ser un caso de suicidio observo yo entonces . El pobre plato estaría desesperado de la vida. Otras veces, la carne está espantosamente dura, y la Rosario dice que no ha querido cocerse. Verdaderamente, ¿qué interés puede tener la carne en ponerse blanda? Pero, a pesar de todo, la Rosario es una excelente muchacha.

Palabra del Dia

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