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Actualizado: 21 de junio de 2025


No hay ideas mas comunes, mas vulgares, corren entre los ignorantes como entre los sabios, en los pueblos bárbaros como en los cultos, en la juventud de las sociedades como en su infancia y vejez, en medio de costumbres puras como de la corrupcion mas escandalosa: expresan algo primitivo, innato en el espíritu humano, algo indispensable á su existencia, algo de que no puede despojarse mientras está en el ejercicio de sus facultades.

Además, como los ánimos de los liberales estaban harto exaltados y las noticias que á diario llegaban de los diversos puntos de la península, en los que se iba proclamando la Constitución, no dejaban de ser interesantes, se despertó en los patriotas una fiebre de conocer cuanto sucedía, y una manía discutidora que dió origen á la organización de tertulias, reuniones y sociedades, en las cuales, con más ardor si cabe que de 1812 á 1814, se empeñaron las más reñidas luchas.

Pues que la Junta se iba a poner de compinche con las otras Juntas para ver de quitar muchas cosas malas que hay en el gobierno de España, lo cual podemos hacer nosotros sin necesidad de que vengan los franceses a enseñárnoslo. Así ha de ser observó Santorcaz . Me han dicho que en Sevilla hay sociedades secretas. ¿Qué es eso? Ya replicó uno . Tiene razón don Luis.

Y una vez que esta doctrina adquiere la fuerza de la experimentacion, naturalmente se pregunta uno: ¿por qué han creido los gobiernos que el rigor, la penalidad terrible es el remedio seguro para corregir el crimen? ¡Lamentable error, fruto de la barbarie de las sociedades!

En estas sociedades que descansan, todavía, sobre el lujo y la miseria, sobre la ociosidad de los unos y el trabajo de los otros, lo que los padres quieren procurar a sus hijos no es la capacidad para producir, sino la capacidad para disipar, la posibilidad de disfrutar sin producir, en una palabra: la riqueza.

Con sus alpargatas blancas, la camisa sin corbata y el sombrero echado atrás, entraba en cafés y sociedades, siendo recibido con grandes extremos de amistad. En el Casino le admiraban los señores al ver cómo sacaba tranquilamente de sus bolsillos los billetes de Banco a puñados.

He querido, además, mostrar los resultados que ha traído y las consecuencias de aquella espantosa subversión de todos los principios en que reposan las sociedades humanas. Hay un vacío en el Gobierno de Rosas que por ahora no me es dado sondar, pero que el vértigo que ha enloquecido a la sociedad ha ocultado hasta aquí. Rosas no administra; no gobierna en el sentido oficial de la palabra.

Con el apasionamiento meridional, que salta sin gradación de un extremo á otro, muchos latinos habían proclamado que en el mundo futuro no quedaba sitio para las sociedades latinas, en plena agonía, añadiendo que sólo Alemania conservaba latentes las fuerzas civilizadoras.

Sólo Lola Madariaga, que se enorgullecía de ser muy caritativa y era presidenta, secretaria y tesorera de tres sociedades de beneficencia, respectivamente, fué la única que se aventuró a hablar con ellos y aun esparció algunas monedas de plata. Pero de la oscuridad partieron al cabo frases obscenas, algunos insultos que la obligaron a retirarse.

El mundo colombiano, en todas sus regiones, tiene cuanta riqueza puede imaginarse: la naturaleza le ha dado la promesa del mas venturoso porvenir, en la opulencia de su territorio, y en la bravura heroica de sus hijos. Lo que ese hermoso mundo necesita es contacto con las demás sociedades, con todas las razas, con la civilización exterior en todo su desarrollo.

Palabra del Dia

cabalgaría

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