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Actualizado: 26 de julio de 2025


Porque un hombre que, como don Silvestre Seturas, tiene: cinco pies y medio de talla, tres ídem de espalda, tanto estómago como despensa, tanta salud como estómago y tres mil reales de renta;

Agradezco el deseo que usted muestra y la esperanza que me infunde de que no sea a muerte nuestro duelo y de que a las doce de esta noche, que es la de San Silvestre, bebamos un vaso de Champagne para celebrar nuestra reconciliación y la entrada del nuevo año.

El forastero, pensando que se trataba del cuadrumano de aquel nombre, miraba á todas partes con ávida curiosidad, en tanto reía á sus anchas el bonachón de don Silvestre, quien al cabo explicó á su amigo lo que aquella voz significaba.

Todos estos nombres y noticias se han tomado de los Hijos ilustres de Madrid, de Baena, y del Para todos, de Montalbán. Fuster, Biblioteca valenciana. D. Nicolás Antonio. Muchos de los mencionados, como Montemayor, Silvestre y Garci-Sánchez, se llaman sin razón poetas dramáticos. Cascales, Tablas poéticas, lib.

¡Qué feliz he sido hoy en medio de esos honrados aldeanos! decía á don Silvestre su amigo durante la comida. ¡Cuánta poesía en aquel cuadro que me rodeaba! Porque su expresión no era la que dan la bajeza ni la ignorancia, sino la mansedumbre del justo, ó el rubor de la inocencia.

Me la ahorrarían, digo, porque ellos habrán sentido lo mismo que don Silvestre y su amigo al acercarse á este bello rincón del mundo por aquel camino.

Señora, yo las veo; pero.... Pues á me parece que las oigo. En esto se cayó al suelo, desprendido de las manos de la dama, el manuscrito de Silvestre Entrambasaguas. Señora dijo el joven, inclinándose para recogerlo, observe usted que se ha caído este sermón. Déjelo usted exclamó ella con mucha viveza; y tirándole del brazo para impedirle que recogiera el manuscrito, avivó después el paso.

De ahora en adelante ostentaría la impasibilidad de un Dios o de un Demonio; me calcé con naturalidad y dije a Silvestre Juliano y C.º estas palabras: Está bien. ¡El Mandarín! Ese Mandarín se portó conmigo como un caballero. Ya de lo que se trata. Es una cuestión de familia. Deje ahí los papeles. Buenos días, Silvestre, Juliano y C.º.

No se conocen allí las mas de las enfermedades que hay en otras partes; solo faltan españoles para poblar y desentrañar tanta riqueza. Nadie debe creer exageracion lo que se refiere, por ser la pura verdad, como que lo anduve y toqué con mis manos. Dicho Silvestre se embarcó para Buenos Aires en los navios de D. José Ibarra, el año de 1714.

El padre de don Silvestre, ya por no tener más que un hijo, ya porque viera en él, aguzándole un poco, un instrumento más para el triunfo de sus hollados derechos, determinó mandar á su retoño á la villa inmediata para que estudiara latín con un dómine de torva catadura y de tantas narices como fama, y no era chato.

Palabra del Dia

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