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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Ello provenía quizás de un extraño giro que la fiebre tomaba, y que se manifestó a la mañana siguiente en un rojo sarpullo en brazos y piernas. El infeliz se rascaba con desesperación, y Benina le llevó a la calle, con la esperanza de que el aire libre y el ejercicio le servirían de alivio.
Todos los tronos y las sedes le servirían de escala para elevarse hasta los cielos y recibir él solo la consigna del Altísimo. Su sombra cubriría las comarcas y los mares; y las naciones le mirarían como al nuevo arcángel, armado del hierro y la llama, vencedor de Satán. Entretanto España se consumía. La fiebre de aquel monstruoso delirio le secaba los miembros.
El comedor les parecía más hermoso, y sonreían al desfile de manjares, á las angulas del país, enrolladas como lombrices en la tartera de plata, á los platos extranjeros que nunca faltaban en la cocina de Sánchez Morueta y á la fila de copas de diversas formas y colores que cada uno tenía delante, y en las cuales iban cayendo los vinos más diversos, desde el Tokay y el Chablis del principio de la comida, hasta el Cordón Rouge y el Pomery, que servirían al final.
Don Diego y su hijo le alabaron su honrosa determinación, y le dijeron que tomase de su casa y de su hacienda todo lo que en grado le viniese, que le servirían con la voluntad posible; que a ello les obligaba el valor de su persona y la honrosa profesión suya.
Con estos hechos, mientras las pruebas del proceso no aparezcan, hay, pues, motivo para relegar el supuesto intento de D. Rodrigo de Mur, en unión con el de los irlandeses de Londres y algunos más, á la categoría de cuentos intencionados, con la presunción de que los ejemplares de verdaderos atentados de la época servirían á la credulidad sin otro examen.
Después me habló de la torre que se veía muy bien desde allí, y lo que sobre ella me dijo, por convenir en todo o en gran parte a otras muchas semejantes de la Montaña, merece los honores de no ser olvidado. En el último piso se hallan ventanas más altas y adornadas, con asientos de piedra a los lados, que servirían a las castellanas y sus hijas o criadas para ocuparse en labores de su sexo.
Los puestos y cargos así ganados rechazan naturalmente la arbitraria cesantía y crean empleados y gobernantes aptos y conocedores de sus deberes. Los puestos que desempeñen los Indios, en vez de poner en peligro la dominación española, sólo servirían para afianzarla; pues ¿qué interés tendrían en cambiar lo seguro y estable contra lo incierto y problemático?
¿Para qué servirian? no lo sé; pero es lícito conjeturar que absorbidas de nuevo en el piélago de la naturaleza no serian inútiles.
Palabra del Dia
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