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Actualizado: 2 de mayo de 2025


«Nuestros ideales...» Aquí se detuvo de repente; y cambiando su tono campanudo por el llano y de todos los días, advirtió a su padre: Ha de saber usted, ante todo, que el fénix es un pájaro fabuloso o imaginario, del que se cuenta que renacía de sus propias cenizas, como la muerta planta renace de la semilla que ha producido en vida... ¿Se entera usted?

España, la invencible soñadora, que monta rocinantes a deshora, los toros lidia, viste la mantilla, ama la jota y al danzón se entrega, mas cuyo acero no es una hoz que siega, sino arado que pone la semilla;

La constante al par que pasajera caída de aguas, mezclada con la fuerza de calórico, originan en el suelo un flujo y reflujo de absorciones y emanaciones acuosas, altamente convenientes para la semilla y el tallo.

¡Vaya un capricho! exclamó el P. Irene riendo; ¿y de los destierros y ejecuciones espeditas? Pues, para limpiar el pais y destruir toda semilla mala... ¡Vamos! todavía está usted furioso con los tulisanes y cuidado que bien podían haberle exigido un rescate mayor ó quedarse con todas sus alhajas. ¡Hombre, no sea usted ingrato!

Y en medio de ser aquella tierra tan difícil de cultivar y tan dura á recibir la semilla de la palabra divina, pues aunque trabajaba mucho recogía muy poco fruto, con todo eso no levantó las manos de la labor hasta que le llamaron los Superiores para ser operario en el Colegio de Tarija, donde tuvo campo en qué ejercitar su celo, con menos trabajos, pero con más fruto.

Esta pequeña obra, que forma parte de nuestra serie de CARTILLAS CIENTÍFICAS, contiene una serie de lecciones elementales sobre los carácteres generales de las plantas que dan flores; trata de la célula y los tegidos, del alimento y desarrollo de la semilla y de la planta, de la raiz, el tallo, las yemas, las hojas, la flor, el cáliz, la corola y de multitud de otros asuntos presentados de un modo fácil y sencillo.

Cuando el indio quiere dotar á sus sementeras de este pescado, hecha la semilla, como ellos dicen, que consiste en soltar vivos en el fango unos cuantos de éstos, y desde entonces sabe que no le faltará dalag en el momento en que llueva. Las sardinas abundan extraordinariamente en todo el S. del Archipiélago.

Viendo el buen P. Lucas que había allí poca esperanza de sembrar la semilla evangélica, á causa de la mala opinión que de él tenían, se encomendó á y al cacique á la suave y poderosa gracia del Espíritu Santo; y llamándole aparte, procuró lo primero, con el mejor modo que pudo, quitarle de la cabeza aquel error, y después le manifestó el fin de su venida, y el bien que recibiría si abrazase la santa ley de Jesucristo.

Como un cimiento hemos de considerar el principio buscado, así como en los capítulos anteriores tratábamos de encontrar una semilla: estas dos imágenes, semilla y cimiento, expresan perfectamente mis ideas y deslindan con toda exactitud las dos cuestiones. Si existe, ¿cuál es? ¿hay uno solo, ó son muchos?

Desvanecida, pues, esta misión con incomparable dolor de todos los buenos, fué destinado á llevar la luz del Evangelio á los Chiraguanás, y abrir camino en otras provincias á tantos hermanos suyos, que conducidos de su mismo espíritu y celo habían de seguirle, para sembrar en ellas la semilla de la predicación evangélica, los cuales, para hacerla más fecunda, la habían de regar, no sólo con sus sudores, sino también con su sangre.

Palabra del Dia

ciencuenta

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