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Actualizado: 30 de septiembre de 2025


El último y maternal servicio que la buena señora le prestara, había puesto el sello al cariño que, con su conducta prudente y afectuosa, había sabido inspirarle. El duque de Tornos se volvió a Madrid, poco después de la desgracia sobrevenida a sus amigos.

2 Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo; y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y al mar, 3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.

Grave, severo como todo lo que lleva sobre el sello teocrático, no presentaba aun mas que calles de columnas con capiteles medio bosquejados, sobre cuyos arcos de herradura descansaban techumbres de madera.

Es el sello de nuestras ferias y romerías: el sonido de las tarrañuelas de cien y cien bailadores á lo alto, al compás de las panderetas que tañen las mejores mozas del lugar. Sigamos.

Una vez tomada esta resolución por la duquesa, su mano corrió con más rapidez sobre el papel: llenó las cuatro caras de la carta, que era de gran tamaño, con una letra gorda y desigual, en renglones corcovados; cerró la carta, la selló y puso sobre su nema: «A su excelencia el señor duque de Lerma, de la duquesa viuda de Gandía. En mano propia

Cuando el Hombre Negro ve á alguno de sus propios sirvientes, que tiene la marca y el sello suyo, y que se muestra tan cauteloso en no querer que se sepan los lazos que á él le ligan, como sucede con el Reverendo Sr.

Con pocas excepciones se mantuvo dominante el estilo nacional, no obstante el uso que se hizo de dichas combinaciones métricas, y algunas que otras obras que se ajustan más estrictamente á los modelos italianos, son de tan escasa importancia, que pasan casi desapercibidas comparándolas con las casi innumerables, cuya índole y condiciones llevan el sello nacional.

Fué el segundo certamen el de la esgrima: tomó el ganancioso la espada negra, con la cual, a seis que le salieron, cada uno de por , les cerró las bocas, mosqueó las narices, les selló los ojos y les santiguó las cabezas, sin que a él le tocasen, como decirse suele, un pelo de la ropa. Alzó la voz el pueblo, y de común consentimiento le dieron el premio primero.

Diole vueltas por todos lados examinando el sobre, con esa necia perplejidad que al recibir una carta de letra desconocida nos impulsa a conjeturar y adivinar lo que con sólo romper el sello podemos saber de cierto.

Misterio en el misterio; pero éste debía permanecer impenetrable, puesto que el sello de la muerte había cerrado ya los labios de los dos autores del drama.

Palabra del Dia

aprietes

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