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Actualizado: 14 de noviembre de 2025


Puso preso el alcalde á aquellos alguaciles, por el delito de no haber tenido tan buenas piernas como el huído, y después de esto fuese á su casa, encerróse en su despacho, sentóse delante de una mesa cargada de procesos, y sacando el pliego que el hombre misterioso le había dado, leyó en él lo siguiente: «Señor alcalde: Un hombre ha sido asesinado...»

Entonces Henzar se divirtió a su modo. Tomó de manos de su amigo una botella que éste llevaba, la aplicó a sus labios y arrojándola furioso al agua exclamó: ¡Apenas una gota! A juzgar por el sonido y por los círculos trazados en el agua, la botella cayó muy cerca del tubo que me ocultaba a menos de una vara. Y Ruperto, sacando el revólver, la convirtió en blanco de sus disparos.

También yo entiendo algo de letra, dijo Tristán con la boca llena; por más que no estuve bastante tiempo con los monjes para aprenderlo bien, que ello es cosa de mucho intríngulis. ¿? Pues aquí tengo yo algo que te permitirá lucirte, repuso el arquero, sacando del pecho un pergamino que entregó á Tristán.

Pues a sortear y dirigir aquella revolución doméstica; que atajarla era imposible, y el que se le pusiera delante, arrollado sería sin remedio... De esta idea provino la relativa tolerancia con que habló a su sobrino en la segunda noche de confianzas, la maña con que le fue sacando noticias y pormenores de su novia, sin aparentar curiosidad, aventurándose a darle algunos consejos.

Partió Sancho de carrera, sacando de su paso al rucio, y llegó donde la bella cazadora estaba, y, apeándose, puesto ante ella de hinojos, le dijo: -Hermosa señora, aquel caballero que allí se parece, llamado el Caballero de los Leones, es mi amo, y yo soy un escudero suyo, a quien llaman en su casa Sancho Panza.

Cuando volvió en Reyes, sintió, como la noche anterior, que le regaban la cara con agua fresca. Y medio delirando, dijo: Gracias... sola, sin azúcar. Dio expresivas muestras de gratitud al zapatero, que se ofreció a acompañarle a su casa y salió, sacando fuerzas de flaqueza, a paso largo, sin saber adónde iba. «Yo debía tirarme al río», se dijo.

En Cabo de Palos estuvimos todo el mes de hebrero sin poder pasar adelante por los malos tiempos. Aquí se perdió la nave Imperial, remolcándola las galeras de una parte á otra. Salvóse la gente della y repartiéronla por las otras naves. Ahogáronse dos sacando el artillería de batir que traía. Perdióse harta pólvora, balas y cuerda y muy muchas vituallas.

En suma; doña Juana, contra la cual nada tienen que decir las malas lenguas, va sin querer alborotando y sacando de quicio a los mortales del sexo fuerte, ya de paseo, ya en las tertulias, ya en la misma iglesia. Así hace fáciles y abundantes conquistas.

Levantose bruscamente y sin decir nada cogió a Marta entre sus brazos con la misma facilidad que si fuese una cervatilla, y dando un prodigioso salto cayó de bruces sobre la peña vecina, lastimándose un poco en una mano. Marta quedó ilesa y contempló la herida del joven; después, sacando su fino pañuelo de batista, lo ató silenciosamente sobre ella y echó a andar con paso rápido.

Mas aunque esto sea así, creo que se han excedido los Astrólogos, extendiendo demasiado la fuerza de los Astros, y sacando de ella predicciones muchas veces arbitrarias. Entiendo que en esto es menester observar el Ne quid nimis de TERENCIO.

Palabra del Dia

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