Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de junio de 2025


Si hubieses llegado hasta aquí, si hubieses contemplado con refinada crueldad mi vergonzosa muerte, yo te juro que al tornar a casa no serían tan serenas tus miradas como lo son ahora, ni el beso de la hija o de la esposa te sabría tan dulce. Mi agonía te hubiera quitado el sosiego, te hubiera envenenado el alma por algunas horas.

No te alebres, lector, al afrontar el título de este volumen, imaginando que van a servirte versos escritos en todas o algunas de las treinta y tantas lenguas vernáculas del Archipiélago Filipino. Ni yo sabría aderezar ese manjar, ni cómo catarle.

Le dijo que no dudaba de su afecto por él y que tenía una confianza ilimitada en su abnegación; pero que, respecto a ese asunto, había tomado hacía largos años, una resolución firme de la que no podía apartarse; podía estar tranquila a ese respecto; él sabría muy bien poner el documento al abrigo de las asechanzas de la condesa, y como el fin que impulsaba a Marta era conseguirlo de otra manera, no había razón alguna para que se inquietara de esa manera.

Desde aquel entonces hasta hoy he tenido, ciertamente, alegrías reales y profundas, pero por grandes que hayan sido, no sabría decir si han sobrepujado mucho en intensidad a las que sentí mientras mi inteligencia brotaba de su niebla, como de su crisálida, una mariposa. Pasaba de arrobamiento a arrobamiento, de éxtasis a éxtasis.

Sabría, con mis bromas alegres y vivas, disipar las nubes, devolver a las frentes su serenidad, y haría de modo que siempre brillara entre esas paredes un último rayo de sol. Mi vida transcurriría sin deseo, feliz tan sólo de la dicha de los míos, en una abnegación discreta y resignada.

Aguarde usted un poco. ¿No le sabría mejor el tabaco mojando la punta en ron, pongo por caso, o en coñac? Es posible, o en un chapurradito de los dos. No había dado yo en ello, ¡vea usted! ¿Sabe usted si lo hay en casa? Respondo de que vino a ella un buen surtido de esa clase de menesteres. ¡Catana! ¡Catana!... ¡El ron y el coñac... y unas copitas con ello! Visitas

Y si alguna vez una alma desinteresada, generosa, heroica, me amara por lo que soy, no por lo que tengo, ¡yo no lo sabría, no lo creería! La desconfianza siempre... Ved ahí mi dolor y mi suplicio. Por esto estoy resuelta... no amaré jamás; jamás me arriesgaré á confiar á un corazón vil, indigno y venal la pura pasión que abrasa el mío.

La chartreuse o lo que fuera ¿¡si sería cognac!? seguía molestándole y conocía ya él mismo que le olía mal la boca. «Si se me acercase Glocester ahora, mañana todo Vetusta sabría que yo era un borracho...». «¡No subo, no subo. Buena estará mi madre!

Poseyendo el secreto de las pequeñas causas que hoy escapan á nuestra inteligencia y de las leyes que rigen sus combinaciones, sabría perfectamente todo lo que puede surgir del misterio de la baraja ó de los números de la ruleta. No habría quien le resistiese. ¡Oh, profesor! suspiró admirado el pianista.

Le busco en el abismo de mi alma; pero mi pensamiento se cansa y se asusta atravesando soledades infinitas sin llegar nunca a donde él reside. Si yo no hubiese dejado de ser creyente, tendría mi confesor, quien lo sabría todo. No necesito consejo. El consuelo es imposible. Sin embargo, este peso que me oprime el corazón se aligeraría comunicando con Dios por medio de un ser humano.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando