Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de noviembre de 2025
El trabajo y la honradez es lo de menos para los que dirigen la casa. Los trabajadores que no son religiosos van á la calle, y los talleres se llenan poco á poco de hipócritas, que trabajan como saben ó quieren, pero que son respetados porque van á misa y se inscriben en las sociedades de obreros católicos.
Pueden servir para demostrar lo opuesto á lo que afirman algunos, al sostener que los poetas cómicos españoles desconocen el corazón humano, y no saben describir dramáticamente las debilidades y las locuras humanas, porque las comedias, á que nos referimos, en nada ceden bajo este aspecto á las mejores de Molière.
4 Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio fue en mi nación, en Jerusalén, todos los judíos la saben; 5 los cuales tienen ya conocido que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más perfecta secta de nuestra religión he vivido, fariseo. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado de los judíos.
Armó el fusil e hizo fuego; pero los piratas respondieron con una granizada de flechas, sin descubrirse. Sólo algunas llegaron, ya sin fuerza, hasta la casa; las otras se quedaron a medio camino. No se mueven, Van-Horn dijo el joven, irritado. Ya lo veo, señor Cornelio. Saben que somos diestros tiradores, y huyen de nuestras balas; así que en vez de desperdiciarlas, creo que debemos almorzar.
Maltrana parecía desconcertado por la gravedad con que hablaba Zaratustra. Donde veas telarañas sólo verás salud continuó . Eso no lo saben los mediquillos de Madrid, que, porque leen libros, se burlan de los sabios como yo, que leemos en la tierra y en el cielo. En las casas de las ciudades no hay telarañas, y todos andan esmirriados, amarilluchos y mueren jóvenes.
Que sí, que sí, que lo pruebe, que lo pruebe, que lo pruebe, gritamos todos. Corriente, señores, dijo con gran calma el interpelado. Allá va, no una leyenda, sino un verídico suceso: testigo de él nuestro amigo Tóbler. Hace unos cuantos años, bajamos el Sr. Tóbler y yo al fondo de ese abismo; y ¿saben ustedes á qué?
No sucede lo mismo en cuanto á música y canto que en lo recitado: los Españoles manifiestan en lo general una disposicion notable para la música, aunque no muy educada; lo que no quita que á veces sean intolerantes y bruscos con los artistas. Los Españoles, extremosos en todo, no saben censurar á un autor con el silencio; necesitan del pito para hacer entender la improbacion.
El Rey de España es un generosísimo lebrel, que pasa acaso solo por una calle, y no hay gozque en ella que a ladralle no salga, sin hacer caso de ninguno, hasta que se juntan tantos, que se atreve uno, al desembocar della a otra, pensando que es sufrimiento y no desprecio, a besalle con la boca la cola; entonces vuelve, y dando una manotada a unos y otra a otros, huyen todos de manera, que no saben dónde meterse, y queda la calle tan barrida de gozques y con tanto silencio, que aun a ladrar no se atreven, sino a morder las piedras, de rabia.
Además, ella es de las pocas personas que saben perdonar. Imítela usted ahora, que no le vendría mal en este instante sofocar sus pasiones, amar a sus enemigos y hacer bien a los que la aborrecen. Fortunata dijo que sí con la cabeza, y sus miradas daban a entender que aquel perdón era de los fáciles, porque el amor andaba de por medio.
El pulpo, que no sirve para nada, ni se pesca ni se come, ha disminuido bastante en tamaño y en número. ¡Cuánto más, pues, el crustáceo, cuya carne es tan suculenta y que agrada á toda la Naturaleza! Diríase que lo saben. Los más débiles entre ellos inventan, no diremos artes para resguardarse, pero sí pequeñas mañas groseras, ingeniándose é intrigando.
Palabra del Dia
Otros Mirando