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Andreiña empuja la puerta para cerrarla, y en aquel momento adelántase la Figura gigante del pobre lazarado, derriba por tierra a la bruja y penetra en el zaguán clamando, y todos le siguen repitiendo sus voces. ¡Es nuestro padre! ¡Es nuestro padre! ¡Es nuestro padre! La cocina de la casona. En el hogar arde una gran fogata y las lenguas de la llama ponen reflejos de sangre en los rostros.

De este cuadro dichoso están ausentes los ascetas que acompañaban en la soledad las penitencias del Bautista. Cuando Jesús habla de los que a él le siguen, los compara a los paraninfos de un cortejo de bodas.

Las cuatro paredes del refectorio siguen de pie; pero el techo, que se hundió de resultas del incendio, ha formado una alta masa de escombros dentro de la estancia. Hoy se trabaja en sacar aquel cascajo, y ya van apareciendo los alicatados de azulejos que revestían el zócalo de los muros. El Convento de Novicios subsiste, aunque en muy mal estado.

Sus dignos camaradas de generalato le siguen no cuántos procesos de carácter político; pero lo peor es que, recientemente, han empezado a acusarle por el asesinato del ingeniero. Nadie cree ya en el accidente del automóvil. Parece que fueron muchos los que presenciaron lo ocurrido desde sus ventanas prudentemente entornadas.

La isla de Mindanao, cuyas maderas son tan excelentes como lo demuestran los apuntes que acerca de sus clases, peso específico, resistencia, etc., siguen á estas consideraciones, pudieran muy bien ser objeto de una gran explotación de esta especie: elementos tienen para ello.

Despues de este sigue otro Umeya, denominado Abde-r-rahman IV, nieto de otro hermano de Al-hakem II, aunque nunca llegó á enseñorearse de la capital. Siguen á Abde-r-rahman IV, que deja de reinar en enero de 1019, otros dos de la dinastía de Hamud, Al-Kasim, hermano de Alí, y Yahya, hijo de Alí, los cuales ocupan alternando el trono hasta noviembre del año 1023.

Los novelistas rusos siguen por regla general las huellas de los franceses y aun los sobrepujan. He leído una producción dramática titulada El poder de las tinieblas que, en cuanto á horrores condensados, deja atrás á todas las francesas.

Esta es la conclusion, que por otra parte debe deducirse de las infiltraciones que siguen al marasmo, de la necesidad de estar sentado ó echado, de la pesadez en todo el cuerpo, de la debilidad intelectual y física, de la sensacion de frio, y de la facilidad á resfriarse.

Cuando la relajación es general, sucede en una sociedad lo que a bordo de un barco acontece: que como todo se mueve igualmente, parece que nadie camina; preciso es que alguien se detenga para que haya un punto fijo que marque el atropellamiento de los otros y el rumbo peligroso de los que siguen caminando.

Pero los conspiradores le siguen, le interceptan el paso, y uno de ellos, llamado Francisco Sálias, auxiliado del populacho, le obliga á volver á la casa capitular sin que los cuerpos de guardia que encuentran al paso opongan la menor resistencia, sino que, antes por el contrario, manifiestan su actitud amenazadora negando á su jefe los honores de ordenanza.