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Actualizado: 29 de julio de 2025
Buscó el retiro de rural sosiego y prosiguió su ruta sin desmayo. Para trazar su rúbrica de fuego, tras densa nube se recoge el rayo. Sobre el rojo fulgor del exterminio, sobre el mortal estruendo de las balas, en el azur, su natural dominio, serenamente desplegó las alas.
Esa sección del camino es tal vez la más cómoda; salvo unas cuantas pendientes sumamente inclinadas y que fatigan en extremo por la penosa posición que hay que conservar sobre la mula; la mayor parte de la ruta está bien conservada.
El Capitán miró hacia el Sur, e hizo un ademán de disgusto. ¡Ya sé lo que eran los fanales que vimos anoche! exclamó . En efecto, se trata de aves de rapiña de las más peligrosas. A siete u ocho millas al Sur se veían, no dos aves de rapiña, sino dos embarcaciones, que navegaban de conserva siguiendo la misma ruta que la chalupa.
Estaban allí los árboles menos simétricos, limpios y derechos que en Vichy; más desigual el suelo de la ruta; más virgen la hierba de los linderos; menos barnizadas, pulidas y flamantes las quintas y hoteles que ambos lados del camino guarnecían.
Es necesario conservar la paz interna a todo trance y hacer una verdad constante de nuestras instituciones; en una palabra: seguir la ruta en que marchamos.
La medicina, iluminada por todas las ciencias auxiliares, logrará darnos métodos, direcciones para conducirnos con prudencia á esa nueva ruta. Estas cuestiones previas, llamarán más y más cada día la atención de los iniciados en la ciencia de curar. La extrema rapidez de los viajes por ferrocarril es cosa antimedical.
Volvió el vehículo a sumirse en la penumbra de la arboleda por un camino estrecho y pendiente. La vegetación era más densa, más salvaje, aglomerándose en los declives de barrancos y precipicios. Pasaba el camino de una altura a otra sobre puentes de un solo arco. El ruido del automóvil hacía correr vertiginosamente sobre sus cuatro patas a extraños roedores que tomaban el sol junto a la ruta.
Por desgracia, Van-Horn no podía mantener la ruta hacia el Este a causa del oleaje, que, por venir del Sur, empujaba de costado a la chalupa. Tenía que dirigir la proa al Nordeste y otras veces al Norte, alargando así el camino en muchas leguas. Además, el tiempo no tendía a calmarse, sino que más bien empeoraba, poniendo a dura prueba el valor de aquellos desgraciados.
Sobre la ruta que recorren siembran torrentes de fecundidad. A dos ó tres brazas de profundidad desaparece el agua bajo la increíble abundancia del flujo materno do nadan las huevas del arenque. Cuando el sol empieza á extender sus dorados rayos sobre la tierra, es curioso ver, hasta donde alcanza la vista, por espacio de muchas leguas, el mar blanco del germen de los machos.
El capitán, por una galantería, se aparta ligeramente de la ruta y lanza el buque entre dos islas, cuyo aspecto verde, alegre, rompiendo la matadora monotonía del Océano, encanta la mirada y levanta el corazón. Ambas están cultivadas prolijamente, y el esfuerzo humano se ostenta en todas las faldas de la montaña.
Palabra del Dia
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