Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de junio de 2025


Con efecto, estando allí muy tranquilo, mirando correr el agua de jabón y viendo a las lavanderas colgar sus ropas en los cordeles, dieron sobre el presidente del Consejo de Ministros, el de la Juventud Católica, el ministro de Fomento y el de Gracia y Justicia, los cuales inmediatamente me amarraron y me condujeron a la cárcel.

El intendente apareció en la pieza y balbuceó algunas palabras corteses. Aunque fuere día de trabajo, vestía sus mejores ropas, y para ponerse sin duda a la altura de la situación, habíase puesto guantes blancos.

Salía en coche de dos caballos, acompañado de señorones; comía siempre fuera de casa; recibía regalos de puros de la Habana y otras cosas ricas; el sastre le traía ropas y más ropas; amueblaba con lujo parte de la casa... Y de tanto pensar en la creciente prosperidad del señorito Melchor, Pecado perfeccionaba su intellectus, enriqueciéndolo con luces nuevas acerca de la propiedad, de la adquisición del número y de la cantidad, luces o ideas que burbujeaban en su cerebro, como los embriones de la belleza y el vago apuntar del plan artístico en la mente del poeta, al pasar de niño a hombre.

El frío era grande y ayudaba a la pereza a mantener agazapados entre las calientes ropas del lecho aun a los más madrugadores. Damián oyó las ocho en su cama y volvióse del otro lado, esperando que el señor marqués no necesitaría de sus servicios, según su costumbre, hasta muy entrada la mañana; un violento campanillazo vino, sin embargo, a hacerle saltar despavorido...

No es preciso tener doce ó quince años para arrojarse al agua lleno de felicidad como en su elemento propio; cualquiera de nosotros, si los convencionalismos y falsedades de la vida no nos han corrompido enteramente, puede volver á las alegrías de la juventud dejando por un momento sus ropas en la orilla del agua.

El amigo de los botones de áncora iba a responder, cuando un rumor, al principio lejano y en seguida más próximo, lo impidió; se distinguía una voz de hombre tímida y suplicante, y una voz de mujer agria y regañona. ¡Grandísimo embustero, te voy a confundir! dijo ella al entrar, con las ropas en desorden y arrastrando a un jovencito de unos quince años.

Las embarcaciones tocábanse unas á otras amarradas á las enormes anillas de los malecones, en cuyas piedras una faja húmeda y fangosa marcaba las subidas y descensos de las mareas. Veíase el incesante ir y venir de las cargueras, míseras mujeres de ropas sucias y cara negra, pasando y repasando como filas de hormigas por los tablones que servían de puente entre los buques y el muelle.

Su marido, que no la hablaba y ya sospechaba algo, la encontró por la noche arrodillada junto a la cama en que sus dos hijitos dormían. Al otro día, después de empapar sus ropas en aguardiente, se acercó al fuego de una estufa. Alcanzaron a verla caer alzando los brazos, gritando en medio de la llamarada.

El relato que hizo Neluco al amor de la lumbre y vestido ya con ropas mías, fue lacónico, expresivo y pintoresco en sumo grado; y bien puede asegurarse que aun sin estas excepcionales condiciones, no le hubiera faltado la hondísima atención con que le oímos mi tío, sus dos criadas y yo.

Verdaderamente, mi facha no es para acompañar á una señorita. Usted va á venir conmigo, y yo no dónde meterla, pues las ropas ligeras que me cubren en este momento carecen de bolsillos. Quedó en actitud reflexiva, acariciándose la mandíbula inferior con la mano que tenía libre, mientras sostenía á la joven en la palma de la mano opuesta. ¿Se siente usted capaz de viajar montada en mi cabeza?

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando