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Actualizado: 20 de julio de 2025


Aunque Byron conocía el idioma español, como lo prueba la traduccion del romance sobre la toma de Alhama, no parece que haya tomado la idea fundamental de su composicion de los siguientes versos de Calderon en el Pintor de su Deshonra, que transcribimos aquí como una feliz coincidencia entre dos grandes genios poéticos.

A la quinta, en la mañana del día tercero, Rafaela se puso fuera de , perdió toda su circunspección, desechó recelos, resolvió arrostrar cualquier peligro que sobreviniese y contestó al gaucho, sin rasgar el papel, aunque bien pudiera decirse, citando el antiguo romance, que le escribió: Con tanta cólera y rabia, que donde pone la pluma el delgado papel rasga.

Las narraciones en romance son mucho más largas que las de los poetas anteriores , más raras en estos últimos y usándose sólo en las ocasiones en que el suceso que se refiere tiene alguna analogía con los antiguos romances populares.

Esta orden es acogida afuera con otro coro de relinchos, y al punto comienzan á cantar los marzantes, en un tono triste y siempre igual, un larguísimo romance que empieza: «En Belén está la Virgen que en un pesebre parió; parió un niño como un oro relumbrante como un sol....» y concluye: «Á los de esta casa Dios les victoria, en la tierra gracia y en el cielo gloria

Por los pies me ha conocido el ingenio de vuecencia; es difícil que conozcan á algunos por la cabeza. Hay quien puede en pies de cabra enderezar su soberbia, porque lo que todo es aire, cualquier cosa lo sustenta. Y acabado el romance, se dejó caer el sombrero sobre la cabeza, se embozó de nuevo, y se volvió á la puerta franca. El duque se adelantó y cerró aquella puerta. Sois mi prisionero dijo.

Con lo demás que decía el romance, que si no hizo reir á nadie por el chiste, os hizo á vos llorar de rabia por lo claro, y dar conmigo en San Marcos, con tan poco disimulo de la causa, que todo el mundo tuvo por culpa de ella al romance, y por doña Catalina á la doña Teresa que el romance cantaba.

Siguiendo el ejemplo de Conde traducimos en romance octosílabo los versos de Abde-r-rahman, cuyo original puede verse en la nota 32 del Sr. Gayangos al cap. IV, lib. VI de Al-Makkarí.

Volvióse Quevedo, se desembozó, se descubrió echando atrás con gentil donaire la mano que tenía su sombrero, y levantando su ancha frente, dijo fijando el vidrio de sus antiparras en los ojos del duque: ¡Romance! ¡Romance y vuestro! Soltadle, don Francisco, soltadle, que ya me tenéis impaciente.

Al día siguiente se vendía al precio de un real de plata un chabacano romance, en que se relataban con exageración gongorina las proezas del ahorcado.

Ruy Diaz de Rojas, personage del tiempo de Enrique III, de quien cantó una gran proeza aquel conocido romance: Vente á , el perro moro, Que no á los niños muchachos. Este es un ejemplo entre mil que pudieran citarse.

Palabra del Dia

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