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Actualizado: 6 de octubre de 2025
O no se acordaba de su petición, o afectaba no acordarse, o no quería acordarse. Tal vez hubiese de todo un poco. El marqués de Peñalta había pasado desde el desconsuelo a la melancolía, y de aquí iba paulatinamente dejándose ir a las sensaciones dulces. Aquella habitación, donde Marta cosía, inspiraba ideas risueñas de amable sosiego y felicidad.
A veces una cascada de notas irónicas y risueñas cortaba el canto, después la estrofa volvía, tierna, honda, cual un gemido, elevándose hasta los cielos, negros ya como la tinta. Lucía escuchaba, y el convoy, despacioso, hacía el bajo, sosteniendo con su trepidación grave, las voces de los cantores. La llegada a Bayona sorprendió a Artegui y Lucía como el despertar de prolongado sueño.
Creyó al principio que «su pasión noble, sublime, le levantaría cien codos sobre todas aquellas miserias», pero el oleaje de la falsa indignación pública salpicaba su alma, llegaba tan arriba como su deliquio sin nombre; y la ira le borraba del cerebro muchas veces las más puras ideas, las impresiones más dulces y risueñas.
Brilló en el río la última ráfaga de luz; la verdosa claridad del aire se tornó en un vago reflejo de color de violeta, ennegrecióse el valle, y llegó la noche. «Así, pensaba yo, así se van las alegres ilusiones, así se desvanecen las más risueñas esperanzas: La vida es un perpetuo dolor.
Parecía mentira que en tan poco tiempo se pudiese operar tal transformación. Mientras el sacerdote decía sus preces con murmullo solemne, observé que Eduardito cambiaba vivas y risueñas miradas con Fernanda, la cual le sonreía con sus ojos bordeados de ojeras dilatadas y su feo diente mellado. Aquel espectáculo tristísimo no les impresionaba.
Allí todo sonrie, denotando un modesto bienestar, y cada pueblo es un enjambre de casas graciosamente rodeadas de huertos y jardines; con gentes bien vestidas, de bella raza, de fisonomías francas, risueñas, inteligentes y amables que brindan robustez y contento.
Pero en aquel instante su pensamiento huía de las escenas de muerte. En torno de él flotaban imágenes risueñas y gloriosas que le infundían una amable alegría que pocas veces había sentido, acompañada de indecible bienestar corporal. Creía sentir un suavísimo calor que irradiaba del corazón hasta las manos y los pies, como si la sumergiesen en un baño de leche tibia.
Siguió en Francia la aristocracia el impulso dado por su rey, desplegando un lujo hasta entonces desconocido en la construccion de sus palacios y casas de placer. Daba la corona el ejemplo demoliendo el antiguo Louvre de Felipe Augusto y Cárlos V, cuya imponente torre feudal fué desde luego arrasada para dar lugar á las elegantes y risueñas construcciones de Pierre Lescot.
»Pero ¡qué misterioso engranaje!, ¡qué mecanismo tan singular el de la máquina de las ideas! ¡De qué modo tan extraño se eslabonan en el cerebro las negras con las blancas, las tristes con las risueñas, las fúnebres con las cómicas!
El pesar que me había producido la vergonzosa escena de la mañana se fue disipando poco a poco, haciendo hueco a una esperanza, tan viva como infundada, de que a la postre todo se arreglaría dichosamente. Las ideas risueñas y triunfadoras de Villa se me pegaron. Para dos enamorados no hay obstáculos invencibles. Los que tropezaba en mi camino hacían la empresa más grata y apetitosa.
Palabra del Dia
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