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Actualizado: 29 de mayo de 2025


Inmediatamente sale á la palestra Matías, famoso tirador del valle de Langreo, deja caer la montera, toma la barra, afianza los pies, se revuelve con pausa y maestría y lanza el hierro al alto. Se clavó una cuarta más allá que la del mozo de los Barreros. ¡Hurra! gritó la muchedumbre. Pachón no se da por vencido. Toma de nuevo la barra y consigue ponerla dos pulgadas más allá que Matías.

Al fuego el ayre le atiza, Y con tal ardor revuelve, Que poco á poco resuelve El santo cuerpo en ceniza. Mas ya que morir le vieron, Tantas piedras le tiraron, Que con ellas acabaron Lo que las llamas no hicieron. O santo Esteban segundo Que me asigura tu zelo, Que miraste abierto el cielo En tu muerte desde el mundo!

Mirad le dije, monsieur Sans-délai que así se llamaba; vos venís decidido a pasar quince días, y a solventar en ellos vuestros asuntos. Ciertamente me contestó. Quince días, y es mucho. Mañana por la mañana buscamos un genealogista para mis asuntos de familia; por la tarde revuelve sus libros, busca mis ascendientes, y por la noche ya quién soy.

Se pone en una fuente honda con agua y sal, nada más que rociado, para que el pan se ponga húmedo; se revuelve mucho con una cuchara para que tome por igual la sal y el agua y se dejan reposar hasta el día siguiente.

Nadie que va a matar se prepara bostezando. Tranquilo ya entonces, aunque siempre receloso, puso el revólver sobre la mesa, y con el deleite del avaro que revuelve sus tesoros, engolfóse de nuevo en la lectura y examen de los papeles.

El Tuerto, oída esta última palabra, tumba de un sopapo á sus pies á la delincuente, corre á la cama, revuelve las hojas de su jergón, saca de entre ellas una botellita blanca que contiene un pequeño resto del delatado contrabando, vuelve con ella hacia su mujer, y arrojándosela á la cabeza en el momento en que se incorporaba, la derriba de nuevo y salpica á los chiquillos con el líquido pecaminoso.

Elena, que siempre aguarda ver de nuevo á su amante, es atacada en el camino por ladrones, que hacen huir á los que la acompañan y la arrastran consigo. Después de mucho caminar, llega al paraje donde ha sido herido su amante; oye gemidos de agonía; mira; conoce á Don Pedro, que se revuelve en su propia sangre, y se arroja sollozando en sus brazos.

En desobedecer á mi madre, en engañarla, en haber atraído á D. Carlos con miradas amorosas y profanas, en complacerme en que guste de y en que me persiga, en desear que siga queriéndome hasta en este instante, cuando ya estoy decidida á no ser suya. En suma, Lucía, mi alma es un tejido de marañas y de enredos, que el mismo diablo trama y revuelve.

El Tuerto, oída esta última palabra, tumba de un sopapo á sus pies á la delincuente, corre á la cama, revuelve las hojas de su jergón, saca de entre ellas una botellita blanca que contiene un pequeño resto del delatado contrabando, vuelve con ella hacia su mujer, y arrojándosela á la cabeza en el momento en que se incorporaba, la derriba de nuevo y salpica á los chiquillos con el líquido pecaminoso.

Se mezcla todo bien, se baten seis huevos y se introducen en la masa; se azucara, se revuelve bien todo, y se echa en un molde, que se tendrá preparado, con un forro de papel blanco untado de mantequilla. Se cuece al horno, y para saber si está, se introduce una aguja larga, para ver si sale seca.

Palabra del Dia

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