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Actualizado: 1 de mayo de 2025


La alegría y la satisfacción volvieron á renacer en el ánimo de todos los revolucionarios filipinos, y entonces dispuse el nombramiento de una Comisión que recibiera á los Comisionados americanos, al propio tiempo que daba órden estricta á todos, para que guardaran con los americanos la mejor armonía, tolerando y disimulando los abusos y atropellos de la soldadesca; pues no seria de buen electo para la Comisión que se esperaba, el que nos hallase desavenidos con las fuerzas de su nación.

Todo cuanto hiciese se lo tolerarían los gobernantes. Firmemente asegurado en su situación, no temía á Dios ni á los hombres. Únicamente una persona le infundía miedo: su mujer. Cuando el capataz Doroteo dejó de trabajar para irse con los revolucionarios, Guadalupe no dudó un momento en seguirle. Un mejicano debe ir á todas partes con su mujer, hasta á la guerra.

Durante la guerra se familiarizó con la literatura declamatoria de las proclamas y los artículos revolucionarios, y pudo llegar á leer de corrido estos impresos, siempre que fuesen de letra gruesa.

En su preparación ha tomado la Universidad tanta parte como el Estado Mayor. La ciencia germánica, la primera de todas, está unida para siempre á lo que los revolucionarios latinos llaman desdeñosamente el militarismo. La fuerza, señora del mundo, es la que crea el derecho, la que impondrá nuestra civilización, única verdadera.

Luego, al iniciarse la Independencia, los revolucionarios americanos adoptaron como suyas muchas de las afirmaciones europeas, aceptándolas a ojos cerrados con el apasionamiento de la lucha, y aún colean los tales embustes en la enseñanza que se da en las escuelas del Nuevo Mundo.

Las Cortes Constituyentes eran un volcán, un respiradero del infierno para las negras sotanas que formaban corro en torno del periódico desplegado. Por cada satisfacción que les proporcionaba un discurso de Manterola, sufrían disgustos de muerte leyendo las palabras de los revolucionarios, que asestaban fuertes golpes al pasado.

La duquesa viuda de Felipe Igualdad jamás quiso asociarse a los manejos revolucionarios de los partidarios de su marido, así como tampoco a las intrigas dinásticas que se desarrollaban en este partido, capitaneado por Dumouriez, hacia donde madame de Genlis conducía poco a poco a su discípula. ¡Lástima grande que las intenciones de madame de Genlis hubiesen triunfado!

Yo creo que si Luis XVI hubiera convidado a comer a Marat, tal vez hubiera evitado la Revolución francesa; las lentejas y el cocido cotidiano han hecho más revolucionarios que todos los libros de Kropotkine.

En la frecuentación de los revolucionarios durante los preparativos del complot no había podido, dominado como estaba por otra idea, poner mientes en las razones que los armaban: el amor a la libertad, el odio a la tiranía, la sed de justicia, el ideal de fraternidad eran incomprensibles para el enamorado vengador; pero, cuando arrestado y enjuiciado, conoció el trato brutal de la policía, la inconsciencia de los jueces, el heroísmo de los conjurados; cuando se vio desterrado de la patria; cuando observó, recorriendo el mundo, con la muerte en el alma, el doloroso contraste de las grandezas soberbias y de las miserias incurables, un nuevo ideal lució repentinamente ante sus ojos: la redención humana.

De este modo no necesitaría que sus amazonas persiguiesen á los insurrectos á flechazos. Ellos mismos iban á matarse, pues los rayos prodigiosos harían estallar entre sus manos las máquinas anticuadas que acababan de adquirir ilegalmente. Pero al dirigir contra los revolucionarios los rayos negros, siempre poderosos, quedó absorto viendo su ineficacia.

Palabra del Dia

bagani

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