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Leonor y María se arrojan entonces á los pies del Rey para pedirle el perdón de los dos reos; pero Don Pedro les contesta que se ha pronunciado ya la sentencia y que es inapelable.

En la citada relacion se dice: «Diego Diaz totalmente se declaró judío en el tablado, i así con los dos reos Aponte i Botello se estaban haciendo señas como animándose para morir en su caduca lei; i reprendido por uno de los religiosos que le asistian, respondió: Pues, padre, ¿no es bien que nos exhortemos á morir por Dios?

Cerraban las filas el Señor Don Gaspar de Puig de Orfila, Alguacil mayor con su vara alta y Don Manuel Jiménez de Soto mayor, Secretario más antiguo; quien después de subidos al tablado de la plaza y de las salutaciones recíprocas, hizo en voz la entrega de parte del Tribunal y dió nota de los Reos en papel.

Este sargento Araya y un Lorca, también un valiente conocido en Chile, mandaban la fuerza que Aldao había puesto a las órdenes de Facundo. Los reos de La Rioja, entre los que se hallaba el doctor don Gabriel Ocampo, ex ministro de Gobierno, solicitaron la protección de Lorca para que intercediese por ellos.

Al atravesar un campo situado a la salida de la población, me dijo mi padre: «Este es el sitio donde se ajusticiaba a los reos de muerte». Sentí un temblor igual al que corrió por mi cuerpo cuando vi al hombre del cajón verde. ¡Dios mío, qué lejos estaba en aquel momento mi corazón de estas escenas de horror!

El último dia de Junio, el oficial de milicias Francisco Fernandez Vinoni, con alguna tropa, el presidio y varios reos de Estado, proclamaba á Fernando VII, enarbolando en el castillo de San Felipe de Puerto-Cabello una bandera roja, y despues de algunas intimaciones infructuosas rompia el fuego de su artilleria contra la plaza.

Quizá entonces, aunque culpable, sienta hacia el desprecio que debe inspirar quien, encargado en su casa de velar por la moral, transige cobardemente con el engaño y la deshonra. Seremos dos reos frente uno de otro.... y, así son las cosas de la vida, ella tendrá que ver en algo del juezUn momento después Lázaro entraba en el gabinete.

Pero muchas simpatías debían de tener los reos entre cierta gente de Sevilla, cuando, apenas se colocó el tablado para la ejecución, un grupo numeroso de hombres lo destruyó, y otro que se hizo enseguida fué deshecho y quemado también la noche del 24 del citado Octubre.

Digamos ahora lo singular de los Reos, en quien se quiso manifestar ostentosamente triunfante, no menos la misericordia, que la Justicia Divina.

Pero á un lado de la puerta, casi en el umbral, se veía un rosal silvestre que en este mes de Junio estaba cubierto con las delicadas flores que pudiera decirse ofrecían su fragancia y frágil belleza á los reos que entraban en la prisión, y á los criminales condenados que salían á sufrir su pena, como si la naturaleza se compadeciera de ellos.