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Actualizado: 16 de julio de 2025
Su paciencia desafiaba al tiempo, apreciando las semanas y los meses de viaje como si fuesen simples días. Uno de ellos gustaba de relatar su última excursión por las estribaciones de los Andes del Sur, visitando los lagos más solitarios. En este viaje había servido de guía ó «baquiano» á un sabio de Europa, recomendado por otro sabio al que prestó el mismo servicio veinte años antes.
El incendio de la quinta del conde de Lemos se apagó, pero no se apagó del mismo modo el incendio del corazón de la condesa. En la primavera siguiente, la condesa de Lemos fué á visitar sus posesiones de Nápoles. En resumen, ¿cuál de nuestros personajes era la víctima de los sucesos que acabamos de relatar?
Alegro y bulliciosa, muy dada a fiestas y saraos, encanto de toda buena sociedad, a los veinte años se tornó silenciosa, reservada, melancólica. ¿A qué se debió tal cambio? Pero no era, como ellas, murmuradora y amiga de censurar a toda bicho viviente, vicio de cortijos y poblachones, donde no se vive más que para espiar a los vecinos y relatar diariamente cuanto éstos hacen o dejan de hacer.
A los de más edad, y casi ciegos por los años, se les mandaba que entrasen en el bosque a inquirir y ver las circunstancias de aquella presunta catástrofe; a los cojos se les daba prisa para que fuesen a llamar los guardias, y a los mudos se les conminaba para que fuesen a relatar al Sultán los pormenores de tamaña desventura. Todo era desorden, todo confusión.
Y tú, ¿dónde has estado? Tocóle a misia Casilda el turno de relatar su odisea, y lo hizo a tropezones, balbuciente, temerosa de delatarse ella misma con sus reticencias o sus rodeos. Pues, yo, Pablo...
Cesemos en esto, señora de mi alma, dijo Cervantes, y procuremos recobrar la serenidad del rostro, no sea que doña Guiomar vuelva y sospeche, y celosa os injurie, y en trance me ponga de hacer lo que no quisiera ni cumpliría a mi honra; y habladme de los sucesos de vuestra vida que relatar os falta, y más que esposos enamorados, parezcamos buenos amigos hasta que de esta casa salgamos, y habiendo pasado por la iglesia, a la pobre mía os lleve.
Y pensando en esto, recordaba confusamente la poca geografía aprendida en la escuela, las innumerables consejas que había oído relatar sobre la influencia de los astros sobre los hombres. Creía en lo maravilloso, en la influencia astrológica, sintiendo que la calma augusta de la inmensidad se filtraba en su ánimo.
Los dos servios son jóvenes y parecen satisfechos de que las aventuras de su patria les hayan arrastrado hasta París, ciudad de ensueño que tantas veces ocupó su pensamiento en la bárbara monotonía de una guarnición del interior. Ambos «saben relatar», habilidad ordinaria en un país donde casi todos son poetas.
De todas las grandes ciudades le llegaban proposiciones para que fuese á relatar ante auditorios de muchos miles de personas sus pláticas con el Hombre-Montaña y lo que había podido averiguar acerca de las costumbres del remoto país de los gigantes.
Al relatar su ensueño ante el emperador y su corte, cantó con expresión tan vagorosa y dulce, los brazos caídos y la extática mirada en lo alto, como si viese llegar montado en una nube al misterioso paladín, que el público no pudo contenerse ya, y como la retumbante descarga de una fila de cañones, salió de todos los huecos del teatro, hasta de los pasillos, la atronadora detonación de aplausos y gritos.
Palabra del Dia
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